A pocos metros de un oso de felpa con el que dormía abrazado el pequeño Cristian, quedó la navaja que usó su padrastro para arrebatarle la vida mientras dormía plácidamente en su cama en la madrugada de ayer.
Las que se dieron cuenta del atroz hecho fue la mamá del niño y su hermanita, quien estaba dormida en la habitación del lado y escuchó un fuerte estruendo. La escena era aterradora: el menor de 8 años estaba tendido en el suelo, encima de una claraboya de vidrio, y la sangre que emanaba de su cuerpo ya estaba invadiendo cada rincón del cristal.
Su mamá (de 24 años), asustada y tratando de entender lo que estaba ocurriéndole a su hijo, intentó auxiliarlo, y en ese momento el responsable del atroz hecho salió corriendo de la vivienda sin mirar atrás.
De inmediato, los gritos desesperados de la mujer alertaron a los demás habitantes de la misma vivienda y a los vecinos, quienes corrieron a ayudar al niño con tal de salvarle la vida. Lo que no sabían era que el alma del angelito ya estaba subiendo al paraíso.
“Cuando nos dimos cuenta ya estaban subiendo al niño a un taxi. Lo bajaron cargado, pero no estaba consciente ni nada, ni siquiera tenía sus ojitos abiertos. Una señora nos contó que el padrastro lo había matado, porque salió de la casa como a eso de las 3:30 de la madrugada, minutos después de que lo vieran entrar”, le relató a Q’HUBO una residente de la zona.
El menor llegó sin signos vitales al Hospital de Kennedy, según informaron las autoridades, debido a que su verdugo le propinó una mortal herida en el pecho y luego lo lanzó al suelo.
El homicida se fugó y las autoridades ya se encuentran tras su pista, e incluso ofrecieron una recompensa de hasta $20 millones para quienes brinden información de su paradero y así poder dar con su captura.
Q’HUBO pudo conocer, por parte de la Policía, que este sujeto tiene antecedentes por acceso carnal violento, hurto, porte ilegal de armas y violencia intrafamiliar. A pesar de esto, permanecía libre y le daba mala vida a la mamá del pequeño que terminó muerto.
La tragedia
En junio del año pasado Yéssica llegó a vivir en arriendo al tercer piso de una vivienda en el barrio San Martín de Porres, sector de Lagos de Timiza (Kennedy), con sus dos hijos, de 6 y 8 años, y su pareja, un sujeto identificado como H. Prieto y quien terminó arrebatándole la vida a uno de los retoños.
Durante los meses siguientes a que se mudaran, las peleas entre la pareja comenzaron a tornarse difíciles, a tal punto que empezaban en el tercer piso de la propiedad, en la calle 45 sur con carrera 78, y terminaban en el primero, justo en la puerta. Los escándalos eran escuchados por todos, al mismo tiempo que los gritos de los niños alteraban aún más el ambiente.
“Ellos peleaban mucho y peleaban duro. Incluso, una vez ella nos contó que lo tenía demandado por violencia intrafamiliar, pero nunca se separó; al contrario, seguía dándole oportunidades. El tipo le había cogido rabia al niño porque él siempre lo enfrentaba para que no le pegara a la mamá, desde allí provino toda esta tragedia”, relató una persona que conocía a la pareja.
La pesadilla ocurrió a las 3 de la madrugada de ayer, momento en el que Prieto llegó a la casa y comenzó a discutir con Yéssica. Tras varios minutos de pelea, ella entró a su cuarto y este desalmado caminó hasta la habitación donde dormía Cristian y le propinó una herida mortal en el pecho.
Sin una pizca de arrepentimiento, tomó al niño en sus brazos y luego lo lanzó al suelo del pasillo, en donde finalmente fue recogido por su mamá y visto por su hermanita, de tan solo 6 años, quien en este momento permanece bajo el cuidado del ICBF.