El Gaula de la Policía confirmó la captura de Diego Armando, un hombre de 32 años que trabajaba como comerciante de medicina natural en Pereira y que, según medios de esa población, sus conocimientos los aprovechó para abusar de la confianza de una familia, a la que empezó a extorsionar hasta sacarle $280 millones.
El supuesto brujo amenazaba a la familia con maldecirla eternamente si no le entregaba la suma de dinero que exigía. El ahora capturado, natural de Manizales (Caldas), según señala el diario La Patria “creaba toda la parafernalia de tal manera que ponía a brotar vapor de la tierra y a la gente le provocaba vómitos con una gaseosa” por lo que generaba miedo.
![](https://qhubobucaramanga.com/wp-content/uploads/2025/02/UYL3TQ7IGNHLZIVNHJRKAKIJ74-1-1024x683.jpg)
Además, le aseguraba a los familiares que tenían encima una maldición como consecuencia de haber desenterrado un tesoro indígena, que consistía en morrocotas (monedas antiguas) falsas.
“Le indicaba que la única manera de salvarse de la muerte lenta y dolorosa era pagar el valor de los artilugios extraídos, supuestamente en oro. Solo él sabía cómo detener la maldición”, agregó el medio de comunicación.
Cuando las víctimas no soportaron más los abusos y extorsiones, decidieron denunciar y organizar, junto con el Gaula, una trampa para atrapar al extorsionista en flagrancia y lo lograron en una plaza pública, donde iba a recibir una suma de dinero.
![](https://qhubobucaramanga.com/wp-content/uploads/2025/02/MYF6DNJZHVG3BI64OWDXWG3JNM-1024x683.jpg)
En la actualidad, el Gaula realiza la campaña “No dejes que te engañen, juntos prevenimos el delito. Córtale la conexión a la extorsión, cuelga y marca la línea 165″, invitando a los ciudadano a denunciar cualquier acción, actitud o exigencia de la que sea víctima. El apoyo y acompañamiento son gratuitos y efectivos.
Cabe mencionar que una de las modalidades más comunes es la ‘tío’ o ‘sobrino’. Se trata de llamas hechas por internos de cárceles, con la complicidad de personas que están libres. Llaman a su teléfono y se hacen pasar por miembros de bandas criminales, afirmando que pueden atentar contra usted.
Lo mejor es reportar el número a los patrulleros y permitir que ellos laboren, haciéndose pasar por familiar suyo, jefe de su negocio o simplemente su patrón.