Un grupo de encapuchados fue expulsado del auditorio principal de la Universidad Nacional, en un incidente ocurrido en medio de las manifestaciones en la tarde de este martes 10 de diciembre , sobre la calle 26, en Bogotá. La comunidad universitaria se unió y con gritos y chiflidos, exigieron la salida de los sujetos que intentaron interrumpir un evento que reunía a estudiantes, padres de familia y profesores.
En un video que se hizo viral en redes sociales, se puede observar cómo los asistentes al evento en el auditorio León de Greiff coreaban frases en rechazo a los encapuchados. “Los capuchos no son bienvenidos en la Universidad Nacional, no queremos más violencia en los campus”, escribió un usuario en X.
Así mismo quién no guardo silencio fue la Senadora colombiana María Fernanda Cabal, quien expresó a través de su cuenta de X, el apoyo a la comunidad “Los bandidos infiltrados en la U Nacional y en otras públicas son un puñado de malandros que deben ser rechazados”, escribió la senadora.
Las protestas también provocaron bloqueos en la calle 26, lo que afectó la operación de TransMilenio. La estación Ciudad Universitaria estuvo cerrada por más de una hora, obligando a los buses a desviar su ruta hacia la NQS. Mientras las autoridades buscaban controlar la situación, el ambiente dentro y fuera de la institución reflejaba tensión.
Estudiantes y padres de familia gritaron a los sujetos salieran del auditorio, luego de que se presentaran manifestaciones a las afueras de la Universidad Nacional.
Así iniciaron los disturbios en la Nacional
Este incidente no es un hecho aislado. Durante este año, las manifestaciones y bloqueos liderados por encapuchados han sido frecuentes en la Universidad Nacional. Uno de los episodios más críticos ocurrió el pasado 30 de septiembre, cuando, en una jornada de enfrentamientos con la Fuerza Pública, los encapuchados emplearon elementos incendiarios, explosivos no convencionales, machetes y hachas.
En esa ocasión, el secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, señaló: “Esto es un asunto que ha venido ocurriendo durante el año y que, lastimosamente, la confusión entre protesta social y derecho a destruir y amenazar a los ciudadanos nos ha llevado a normalizar. El uso de hachas y machetes para amenazar a la fuerza pública y a los gestores es un nuevo capítulo”.
