No era la primera vez que algo similar le ocurría. Su parcela, en la vereda El Martillo, jurisdicción del corregimiento Buenos Aires, había producido el mes anterior, una yuca de 48 kilos.
Está convencido que su tierra es bendita, pero también es consciente de las dificultades que tienen los habitantes de la zona para sacar sus productos a las centrales de abasto por el mal estado en que se encuentran las vías.
“Mi tierra es bendita para el cultivo de este tubérculo de consumo tradicional en el Caribe colombiano, apetecido por ser el acompañante ideal del pescado en viuda y todo un manjar con queso amasa’o y suero costeño”.
Él llegó hasta la ciudad con el fin de vender el tubérculo en el mercado, pero antes quiere que le ayuden a hacer los trámites correspondientes para quedar incluido en el libro de Guinness Récord, pues no cree que haya un tubérculo de mayor tamaño de ese que se produjo en las fértiles tierras del Sinú.