“Semanalmente recibimos agua dos, o a lo mucho tres veces por semana, y solamente durante tres horas. En ese tiempo nos toca llenar baldes y cuanto recipiente haya para almacenarla. El agua nos llega por unas mangueras negras, que se ponen en una quebrada que atraviesa la parte superior del barrio”.
Berenice Jiménez es una de las miles de santandereanas que carecen del servicio de acueducto, una condición que dificulta todos los quehaceres y actividades cotidianas en los hogares, como la preparación de comidas y el aseo personal. Ella, junto a su esposo y dos hijos enfrentan aprietos a diario para obtener y potabilizar el preciado líquido.
Esta historia se registra en el sector denominado como Tres Balcones, en la parte baja del barrio Buenavista, ubicado en la Comuna 14, a tan solo 15 minutos en vehículo desde el Centro de Bucaramanga.
Y ni hablar de las zonas más apartadas del territorio santandereano, en donde muchas familias diariamente viven auténticas odiseas para poder acceder al preciado líquido, descontaminarlo y convertirlo en agua segura para su consumo.
De manera oficial se calcula que en Santander existen más de 65.000 hogares que viven angustiados por el agua, debido a que carecen del servicio de acueducto. Tal cifra fue revelada en la presente semana por parte del Dane.
Conforme con los datos publicados por el Gobierno Nacional, el 8,1 % de la población santandereana no cuenta con este servicio, a pesar de las multimillonarias inversiones realizadas durante la última década en proyectos de acueducto que resultaron fracasando, como ocurrió en la Mesa de Los Santos.
El problema es más complejo en el campo
Además de estas miles de familias que carecen de acueducto, en muchos otros hogares sí cuentan con el servicio, pero no de forma continua. Tal es el caso del barrio Luz de Salvación II, en Bucaramanga, en donde los residentes reciben el líquido solamente en las madrugadas, debido a problemas de prensión en las redes.
Los más recientes indicadores del Dane también estimaron la cantidad de personas que no tienen servicio de acueducto en las áreas rurales del departamento. En el campo santandereano, cuatro de cada diez hogares están privados de acueducto.
“En el sector rural algunas comunidades cuentan con sistemas veredales de acueducto y tanques de almacenamiento, que les permiten acceder con relativa facilidad al agua. Pero también existen muchos sitios que definitivamente no tienen ningún sistema de acueducto”, advirtió el ingeniero Gonzalo Peña Ortiz, especialista en ingeniería ambiental y docente de la Universidad Industrial de Santander, UIS.
¿Qué ocurre y qué hace falta?
Según los indicadores oficiales, de los cerca de 803.000 hogares existentes en Santander, 738.000 tienen servicio de acueducto y 65.000 núcleos familiares carecen del mismo.
“Un número importante de municipios tienen sistema de potabilización, pero existe un problema: cuando cambia cada administración municipal, el nuevo gobierno trae consigo ideas y proyectos diferentes, pero no existe una continuidad”, señaló este experto, quien también acumula trayectoria en el diseño y montaje de sistemas de agua potable.
Para Peña Ortiz, la “excesiva deforestación” ha impactado negativamente las fuentes de agua existentes en el departamento, una situación que se torna compleja con la llegada de cada temporada de sequía.
“Un caso crítico es Sabana de Torres, con este fenómeno de El Niño se secó la principal fuente de captación, la quebrada San Isidro. Se requiere la ejecución de proyectos de reforestación. Es decir, no solo basta con hacer plantas para captar y tratar el agua, sino también crear un bosque protector en las captaciones”, explicó el ingeniero.
En Lebrija, otro de los municipios afectados en cada sequía, según este experto, se necesita “que el Estado compra toda la cuenca del humedal El Pantano, para hacer reforestación y así el municipio pueda contar con suficiente agua por gravedad”.
Fallas en materia de planificación
A través de múltiples informes, Vanguardia ha informado sobre la inversión de más de $70.000 millones en proyectos de acueducto que terminaron fracasando y no brindan servicio a las comunidades.
En Vélez, Málaga, Landázuri, Barichara y Los Santos las poblaciones aún esperan las soluciones definitivas para tener agua potable de manera permanente en sus hogares. Escándalos sobre presuntas irregularidades también han estado relacionados con estas iniciativas.
“En Málaga, por ejemplo, se construyó una planta con sistema de filtración lenta, en su momento fue la más grande de este tipo en el país. Pero quien la diseñó no tuvo en cuenta que la quebrada La Magnolia siempre embarra el sistema cuando llueve mucho. Esta filtración lenta se tapó con el primer aguacero y por ello nunca funcionó, la planta está incompleta hasta la fecha”, agregó este especialista en ambiente.