Como José Gilberto Acevedo Albarracín fue identificado el adulto mayor, de 73 años de edad, quien fue asesinado en Cúcuta, Norte de Santander. El atroz crimen ha consternado a los habitantes de la comuna ocho.
Hacia las 2:40 p.m. del domingo, 7 de abril, se perpetró el homicidio en la invasión El Talento. Acevedo Albarracín se encontraba en la sala de su vivienda, ubicada en la manzana 75 lote 8, cuando un sujeto desconocido le arrebató la vida de un disparo.
Minutos después de escuchar la detonación, los habitantes del sector La Esperanza se asomaron la casa de José Gilberto y encontraron con la trágica escena. El adulto mayor recibió un disparo en la cara.
Al lado del cadáver se podía ver su bicicleta, con la que se desplazaba todos, así fuera para llevarles alguna cosa a sus vecinos con quien compartió durante siete meses, según el diario La Opinión.
Entre gritos y el pánico del momento, quienes lo encontraron muerto llamaron a la Policía y minutos más tarde, varias patrullas arribaron al lugar y tras verificar la situación, solicitaron la presencia la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) para que se encargara de la inspección técnica de la escena y el levantamiento del cadáver.
Mientras tanto, vecinos y conocidos de la víctima aseguraban que él asistía a una iglesia cristiana que hay cerca al lugar y era muy entregado a la religión, por eso no entendían por qué lo mataron y quién cometió ese lamentable hecho.
“Él nunca faltaba a la iglesia, era un buen vecino, no se metía con nadie. Es muy extraño lo que sucedió. A don José le gustaba colaborar y no faltaba a las actividades que hacíamos”, manifestó al citado diario uno de los habitantes del sector.
Media hora antes de que sucediera el lamentable hecho, según algunos conocidos de la víctima, José Acevedo había estado entregando mute a la comunidad, pues era una actividad que tenían en la iglesia y él estaba colaborando, repartiéndolas en su bicicleta.
Tras el hecho, que los dejó consternados, el miedo se sentía en el ambiente, lo que inesperadamente hizo que algunos pensaran acerca del peligro que corren viviendo en ese sector de difícil acceso: “ya no se puede vivir por aquí” decía uno de los curiosos, mientras miraba a la casa donde quedó el hombre muerto.