El caso de Timothy Alan Livingston, el norteamericano de 36 años que fue descubierto con dos menores de edad en un hotel de Medellín, no es el único que se han registrado en esta ciudad, en Cartagena y en muchas otras donde el turismo sexual se ha convertido como una práctica habitual.
Los turistas que llegan de países como Estados Unidos, el Salvador y Europa se han convertido en unos de los principales “clientes” que buscan a menores de edad para tener prácticas sexuales incluso por dinero, en redes de explotación que las autoridades prometen desmantelar.
En los últimos dos años al menos siete extranjeros fueron capturados y condenados en Medellín por abusar sexualmente de niños y niñas. Cinco eran de Estados Unidos, uno de El Salvador, otro de India. Todos llegaron a Medellín de vacaciones con la billetera llena de dólares hasta tres veces al año.
Los perfiles de los pedófilos son variados: hay comerciantes, luchadores, influencers y hasta docentes de secundaria. Todos tienen ya procesos judiciales en su contra porque, aunque pensaron que las sumas de dinero que le daban a sus víctimas, la mayoría de ellas de lugares pobres, iba a ser suficiente para que la justicia no los alcanzara, finalmente les llegó.
Los sujetos llegan a zonas de Medellín como el reconocido Parque Lleras, o en la Torre del Reloj de Cartagena, donde buscan a mujeres, hombres y menores de edad para tener sexo. Sin embargo, no es la única forma. Mediante redes sociales como Facebook u otras plataformas de citas agendan con las personas para el turismo sexual.
El lujoso Airbnb
Con una calificación de 4,8 sobre 5 en la plataforma Airbnb, y más de 20 reseñas positivas, se rentaba un lujoso apartamento cerca al Parque Lleras, de Medellín.
Tiene cuatro habitaciones con seis camas, un jacuzzi, sauna y una vista panorámica hacia las montañas del oriente. Todo un lujo de esos que hay en el barrio El Poblado y que extranjeros alquilan por unos cuantos dólares para vacacionar en Medellín.
Pero este predio tenía una particularidad: estaba en poder de la Sociedad de Activos Especiales, SAE, una entidad del Estado, y terminó en arriendo por días, convirtiéndose en el lugar favorito de muchos para fiestas sexuales, con trabajadoras, y en las cuales autoridades están indagando si terminaron inmersos menores de edad.
En la minuta del edificio aparecía que por el apartamento han pasado visitantes procedentes de Estados Unidos, Canadá, Panamá, Perú, Francia y Etiopía. Según la plataforma Airbnb, el precio por noche en el lujoso penthouse era a mediados del año pasado de 2′200.000 pesos, incluyendo el servicio de internet y lavarropas. Pero a finales de año, los precios de un penthouses en El Poblado llegaban a ser hasta de 800 dólares por noche, unos 3 millones 800 mil pesos.
Entre las reseñas que dejan los huéspedes en Airbnb recomiendan este sitio para un “guys trip” (viaje de hombres), refiriéndose a la facilidad y acceso a la prostitución; también agradecen al anfitrión por atender con diligencia todo requerimiento.
Por ejemplo, para Brian, proveniente de Florida “fue una grandiosa experiencia. La vista es fenomenal y el anfitrión siempre está al punto de lo que necesitamos. Definitivamente, recomendaría este lugar para un viaje de hombres. Te divertirás mucho en el lugar, lo que complementa la experiencia en Medellín. Hay mucho por hacer en este lugar y lo mejor es que solo es a 5 minutos del Parque Lleras”.
Todo parece indicar que sería una de las sedes del llamado turismo sexual. Hace poco se hizo famoso un hilo de Twitter en el que un estadounidense daba consejos para estar en Medellín; allí hablaba de prostitución y de la facilidad para comprar sexo.
La captura reciente
La Policía Metropolitana del Valle de Aburrá logró capturar el pasado 2 de marzo, en el barrio La Floresta, a un ciudadano estadounidense de 40 años señalado de explotación sexual a menores de edad.
En la redada, que se desarrolló en un penthouse y contó con el apoyo de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el sospechoso fue encontrado con una adolescente de 16 años.
“Se pudo establecer, por medio de la investigación, que esta persona había ingresado al país en nueve oportunidades y desde el 2021 residía en Medellín. Contactaba a sus víctimas por medio de redes sociales y algunas eran referenciadas por otras menores de edad, a quienes les pagaba entre $250.000 a $300.000 por los encuentros sexuales, en algunas ocasiones les entregaba “regalos” (celulares) como forma de pago” informó la Policía.
De acuerdo con esas pesquisas, las víctimas serían menores de 15, 16 y 17 años, que al entrar a la casa del extranjero recibían drogas que las dejaban en estado de indefensión.