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Iba a visitar a su mamá, pero una moto lo arrolló y lo mató

La demora de la ambulancia obligó a sus familiares a subirlo a una moto y llevarlo a la clínica en la que estuvo más de dos semanas, antes de morir.

Diecisiete días en una clínica, diecisiete días de pelea contra la muerte en un fallido intento de aferrarse a la vida. Daimer Andrés Cabarcas Martínez tuvo a su familia esperanzada en que algún día saldría de la Unidad de Cuidados Intensivos a la que lo ingresaron el día que un golpe lo dejó inconsciente, pero no lo logró.

A las 2 de la tarde del pasado 15 de noviembre, el joven murió y con él se fue una parte de esos seres que ahora lo lloran y reclaman cómo ocurrió el hecho que desencadenó en el final de su vida.

Iba a visitar a su mamá, pero una moto lo arrolló y lo mató

“Eso fue en la noche, vimos lo que sucedió, estábamos reunidos en la casa de una hermana cuando a mi sobrino lo atropellaron. Quedó inconsciente enseguida”, cuenta Yina Martínez mientras inicia los trámites para el reclamo del cuerpo en Medicina Legal.

La mujer habla de lo que ocurrió el 29 de octubre muy cerca del mercado de Santa Rita, en Cartagena, en la calle inclinada donde está la casa de familiares de Daimer Andrés: “Él iba a cruzar hacia la otra esquina, pero en ese instante se le atravesó una moto que no hizo el pare y se lo llevó”, relata.

El joven, de 23 años, cayó al suelo junto a los tres ocupantes de la moto, pero él llevó la peor parte. La demora de la ambulancia obligó a sus familiares a subirlo a una moto y llevarlo a la clínica en la que estuvo más de dos semanas.

Yina recuerda que su sobrino “estaba mal, no reaccionaba. Llegó el tránsito y corroboró que el que manejaba la moto es un menor de edad. Él estuvo también en la clínica, pero salió a los dos días”.

Ahora, del responsable de ese accidente y de la muerte del joven trabajador no hay pista. Al parecer, se fue del lugar en que vivía y no hay nadie que pague por lo que hizo.

Una semana en Cartagena

Daimer Andrés llegó a Cartagena una semana antes de morir. Abandonó el corregimiento de Puerto Badel, en Arjona, donde trabajaba con el que fue su padrastro, para visitar a su mamá.

Su familia está indignada con lo que sucedió y quiere que el responsable pague por lo que hizo, pues asegura que desde que salió de la clínica no sabe de él. “Se siente como si estuviera huyendo, no ha estado pendiente de la situación de mi sobrino”, reclama su tía.

A ella, a la madre de Daimer y a los demás familiares les arrebataron a un inocente joven que el 15 de diciembre cumpliría años.

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