Hace algunos años un grupo de policías de Sucre, fue alertado por un periodista de lo que podía pasar un 31 de octubre en una zona enmontada de Sincelejo. La información hablaba de una reunión de hombres y mujeres que ese día rendirían tributo al diablo.
El periodista entregó la información y pidió a los policías que le permitieran ir con ellos. A las 11 de la noche se inició el operativo y lo que ocurrió fue aterrador para el patrullero Arbeláez que hoy recuerda el caso y se le eriza la piel.
Fueron 20 uniformados los que se internaron en la zona enmontada divididos en cuatro grupos. Todo estaba oscuro y no se podía encender ninguna luz para no ser vistos por los presuntos satanistas que ese día tenían su ritual planeado, según la información.
Cuenta Arbeláez que él iba en la retaguardia y a medida que avanza el grupo, un frío intenso recorría su cuerpo que casi lo paralizaba. Sentía por momentos como si una presencia extraña estuviera detrás de él y cuenta que volvió a observar y se encontró con la mirada intensa de un ser horrible envuelto en una sombra que le pregunto ¿me buscabas?
Solo eso recuerda Arbeláez porque cuando despertó, estaba en la sala de urgencias de un hospital a donde sus compañeros lo habían llevado herido, su cabeza sangraba como si hubiera caído o algo lo hubiera golpeado fuertemente al punto que hubo que suturar.
El patrullero no sabe qué pasó, quizás el susto lo hizo caer o aquella figura extraña lo había golpeado. Sus compañeros le dijeron que cuando lo encontraron estaba tan frío que parecía un cadáver. “Siempre le he tenido miedo a las fuerzas oscuras, “no se si eso fue una visión producto de los nervios o si en realidad me pasó”, dijo en aquella ocasión. Lea: Video: Sacó $37 millones y cuando iba por San Francisco aparecieron fleteros
Esa noche el objetivo no fue encontrado, pero en el lugar señalado por el periodista hallaron rastros de sangre, velas, símbolos diabólicos y atuendos negros que indicaron que ahí había pasado algo. La muestra de sangre resultó ser de un animal y por las evidencias en el sitio hubo un ritual.
Desde aquella noche, Arbeláez no es el mismo, siente el mismo escalofrío cada 31 de octubre cuando está en la calle y ve aquellos disfraces tenebrosos, presiente que detrás de cada mascara puede estar ese ser maligno que le preguntó si lo buscaba.
El patrullero recordó que cuando niño escuchaba a su papá contar historias de como los hacendados de Venezuela hacían “pactos con el diablo” para hacer rendir sus fortunas y para ello ofrecían cada año la vida de un trabajador. Según lo que escuchaba el demonio llegaba por ellos envuelto en una cortina con olor de azufre que fue el mismo olor que sintió ese tenebroso día del que ya no quisiera acordarse.
Un día después la noticia del periodista hablaba del hallazgo de elementos de una secta satánica y de un policía que resultó herido al tropezar en la oscuridad.