El rescatista Carlos Villegas, miembro de la Defensa Civil en Rionegro, Antioquía, con una larga carrera como auxiliar de enfermería y en entrenamiento canino, fue uno de los muchos que se sumaron a las labores de búsqueda y rescate de los cuatro niños en la selva del Guaviare, tras cuarenta días siguiendo su rastro de entre la espesa manigua.
Villegas viajó a las selvas del Yarí el pasado 2 de junio, junto al canino Tellius, –un pastor belga, de la misma raza de Wilson–, uno de sus más fieles amigos, y con tres años de experiencia. Ambos fueron con el propósito de apoyar las labores de la Operación Esperanza. “Llegamos el viernes al Guaviare, y nos metimos a la selva el sábado, y ayer salimos”.
Cuenta Carlos que la última vez que vieron a Wilson fue el pasado 7 de junio. Ese día estuvo bastante inquieto, iba y venía corriendo, parecía estar tratando de comunicarle algo al grupo, y no se dejaba “agarrar” de nadie. Además, Tellius cada vez que su compañero canino regresaba, se “erizaba” y “empezaba a gruñir”. Pero no había manera de entender a qué se debía.
“Intentamos jugar con él, para que el perro viniera, pero el perro volvió y salió y se fue. Entonces lo que nosotros decidimos fue reportar para que mandaran al guía (el de Wilson) que no estaba en ese momento, a ver si lo podían coger. Además, hicimos unas recomendaciones, de llevarle una perrita en calor, para que de pronto se sintiera atraído por ese olor, y fuera más fácil verlo”, explicó el socorrista a Red+ Noticias.
Por lo que en ese momento, mientras encontraban la manera de dar con el canino, decidieron continuar con la jornada, hasta dar con el objetivo: Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny (9), Tien Noriel (5) y Cristin (quien cumplió su primer año de vida en medio de la selva), tomando todas las medidas de seguridad necesaria, ya que, según explicó Villegas, es muy fácil perderse porque el perímetro de visión se pierde a los 3 y cuatro metros.
“Entonces hay que ir con un sistema de guía, porque usted medio daba la vuelta y ya se perdía. Además, usted no puede tocar nada, porque todo tiene veneno, animales, culebras”, relató el rescatista, quien ya completaba una semana dentro de la inhóspita selva.
También contó que horas antes de encontrar a los niños, algunos de los integrantes del equipo tuvieron que ser retirados de la selva, se habían empezado a enfermar, por lo que él, junto a su compañero, ambos profesionales en enfermería, acompañaron a los enfermos, para brindarles primeros auxilios.
“Uno se aporrió un ojo, a otro lo picó una araña, otro tuvo laceraciones, otro tuvo un traumatismo. Tocó colocar inyecciones, y se tuvo que sacar a 35 personas”, detalló el socorrista en entrevista para Red+, acerca de los momentos de tensión por los que empezaron a atravesar algunos de los hombres que asumieron el reto de la búsqueda en la selva amazónica.
“Las jornadas se manejaban por cuadrantes, entonces en ese punto nos daban un kilómetro cuadrado para buscar. Pero usted en realidad en el día caminaba entre 14 y 15 kilómetros en ese mundo cuadrante. Usted tenía que ir y volver (…) y yo iba pasando el perro por las partes por donde yo no cabía, pero cabía el perro. Entonces yo mandaba al perro por esos lados. Él se iba, buscaba, y así la pasaba todo el tiempo”, relató Villegas, y agregó que las jornadas “empezaban a las seis de la mañana, al medio día parábamos a descansar, hacíamos el almuerzo y volvíamos y arrancábamos de nuevo, con otra ruta diferente”, concluyó el rescatista de la Defensa Civil de Rio Negro, Antioquia, que apoyó el trabajo intenso de búsqueda durante una semana completa.
Sobre el paradero de Wilson, aún no se tiene mayor información, por lo que ahora los esfuerzos serán por encontrar al canino que guió a los indígenas y a las Fuerzas Militares durante varios días, hasta encontrar a los niños.