El Observatorio Laboral y Fiscal de la Universidad Javeriana reveló sus propuestas para la reforma laboral que presentó el Gobierno, lo que prepara el escenario para una discusión que, según los observatorios, viene demandando el país hace décadas.
Entre las iniciativas que hace el observatorio está construir un salario mínimo diferencial por regiones. La idea es incentivar la empleabilidad donde hay más desempleo y atender a la diversidad de condiciones económicas de nuestro país. Para ello se plantea crear una regulación especial para trabajadores del campo que facilite su formalización, se reconozcan sus prácticas laborales y se protejan.
En esa misma medida, el observatorio indicó que la reforma laboral debe buscar alternativas que vayan más allá de los trabajadores dependientes o ya formalizados, es decir, buscar soluciones los independientes e incluso para esos que están en condiciones más vulnerables como coteros, empleadas domésticas o trabajadores por horas que, en mucho casos, no alcanzan a ganar un salario mínimo.
De igual forma, se plantea que en esos casos se proponga una opción para que se puedan vincular más fácilmente al sistema de seguridad social del país.
“Nos complace que el Gobierno nacional haya puesto estos temas en el centro de la discusión pública y que se haya convocado a una construcción amplia y diversa. Esta propuesta tiene una perspectiva interdisciplinaria que incluye las ciencias económicas y jurídicas”, escribieron.
Las propuestas, agregaron, surgieron de un “intenso proceso investigativo y académico”, cuyo documento final, es el resultado de un riguroso estudio del mercado de trabajo en Colombia, con enfoque especial en la informalidad, en la inclusión laboral, en la actualización normativa requerida y en la situación de los generadores de empleo en el país.
¿Qué se debe tener en cuenta?
El panorama a tener en cuenta para las recomendaciones hechas por los observatorios de la Javeriana está la informalidad, pues, afirmaron, esta ha venido creciendo desde la pandemia.
Asimismo, las propuestas deben enfocarse en los mercados rurales, domésticos y callejero, pues es allí donde se concentra el mayor número de trabajadores informales. Estos son además los trabajadores con menores ingresos, cuyo promedio en la mayoría de los sectores, se encuentra por debajo del salario mínimo, y en muchos casos son la mitad de los salarios ganados por los formales.
En cuanto a las microempresas (empleadores de 1 a 5 trabajadores), estas son el mayor empleador del país, abarcando, por ejemplo, casi el 60% de los empleos de los trabajadores entre los 35 y 59 años. Sumado a ello, son los mayores empleadores de jóvenes de 15 a 25 años, de prepensionados y de adultos mayores, por lo que se debe incentivar esos modelos.
La reforma también debería buscar incentivar el comercio, el turismo, la agricultura, la pesca, la ganadería y los servicios administrativos (sectores con una alta sensibilidad al incremento de costos). La tasa de desempleo “es muy alta. Llega a 8.9% para hombres y 14.2% para mujeres”.
Las propuestas
“Considerando este contexto, y que el propósito de una reforma laboral debe ser el de contribuir a construir relaciones de trabajo y empleo más justas, incentivar la productividad económica, la generación de empleo, la formalización laboral y la protección especial de los más vulnerables, formulamos las siguientes propuestas”.
La reforma debería reconocer modalidades de trabajo más allá del contrato de trabajo dependiente. Asimismo tendría que proteger y regular el trabajo en personas más vulnerables como vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, coteros, braceros, entre otros.
No se debe quedar atrás en un articulado que reduzca los costos administrativos facilitando la mensualización de pagos de prestaciones sociales, recargos entre otros. También debe facilitar la cotización de los trabajadores con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, permitiéndoles cotizar en proporción a sus ingresos y no necesariamente bajo unidades de medida como días.
En cuanto a los trabajadores formales, la reforma debe mejorar las condiciones laborales, como el incremento de los recargos dominicales y la reducción de la jornada diurna de una manera progresiva atendiendo a la realidad económica del país.
Debería también incentivar y generar normas que favorezcan la inclusión laboral de población de difícil empleabilidad, como población Lgtbiq+, mujeres, jóvenes, trabajadoras sexuales, entre otros. Por lo que los incentivos podrían jugar un buen papel.
Los derechos sindicales, por su lado, tienen que ser fortalecidos y facilitar el relacionamiento entre los sujetos del conflicto colectivo de trabajo, y redimensionar la relación sindical-empresarial como un escenario de encuentro creativo y de diálogo social eficaz.
Las plataformas se deben regular de una manera en que se garantice y se proteja la innovación y la diversidad de formas de trabajo presentes en éstas.