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¡Pilas! El consumo de comida rápida puede afectar su hígado

Las personas tienen una mayor predisposición a tener hígado graso si tienen otras condiciones médicas como la diabetes y la obesidad.

Los colombianos no son un ejemplo cuando se habla de alimentación saludable. En la región la comida rápida está presente en la dieta de la mayoría de los habitantes. Tanto así que en el país el 37,7 % de los adultos tiene sobrepeso y el 18,7 % obesidad. Un total del 56 % de la población colombiana tiene exceso de peso, según datos del Ministerio de Salud y Protección Social.

Esto es preocupante, ya que las hamburguesas, salchipapas y todos los alimentos que caben dentro de esta categoría de fast food (comida rápida, en español) están relacionados con enfermedades como el hígado graso no alcohólico que puede complicarse y convertirse en cirrosis y eventualmente en cáncer de hígado.

“Una de las causas principales de la enfermedad hepática crónica en el mundo ha sido el consumo de alcohol. Pero ahora se está posicionando la enfermedad hepática de origen metabólico, lo que se conoce como hígado graso o esteatohepatitis que es con inflamación. Esto es producto de un estilo de vida inadecuado, dietas con exceso de calorías dependientes de harinas y carbohidratos que hacen que el hígado se llene de depósitos grasos”, dice Juan Carlos Restrepo, jefe de la sección de gastrohepatología de Medicina de la U de A.

Las personas tienen una mayor predisposición a tener hígado graso si tienen otras condiciones médicas como la diabetes y la obesidad. Los resultados recientes de una investigación publicada en la revista científica Clinical Gastroenterology and Hepatology arrojaron que las personas que consumen el 20 % o más de sus calorías diarias en comida rápida, presentan niveles elevados de grasa en el hígado en comparación con quienes no consumen tanto este tipo de alimentos.

“El hígado es un centro de procesamiento de nutrientes, a este órgano llegan muchos de ellos. Si la persona se come una hamburguesa, una pizza, alimentos con azúcares y con exceso de sodio eso aumenta en el cuerpo unas vías llamadas vías de señalización, se aumenta la producción de sustancias que llaman proteínas proinflamatorias y la persona comienza a enfermar”, dice Andrés Zapata, nutricionista dietista.

Recuerde que este órgano está encargado de regular la mayor parte de los niveles químicos de la sangre y excreta la bilis, que ayuda a descomponer las grasas y las prepara para su posterior digestión y absorción. Sin embargo, si la grasa se acumula más del 5 %, ya se considera que la persona tiene hígado graso.

Según informa Octavio Muñoz Maya, médico hepatólogo, en Colombia alrededor del 30 % de la población está diagnosticada con hígado graso, sin embargo, si se seleccionan los pacientes con factores de riesgo como la diabetes, la obesidad y dislipidemia (concentración elevada de lípidos) puede aumentar la frecuencia en un 70 % en estas personas.

“Inclusive cuando se hacen trabajos de obesidad severa en pacientes que son llevados a cirugía bariátrica, más del 90 % de ellos tienen hígado graso”, indica el hepatólogo Muñoz Maya.

Además, dice que corren mayor riesgo las personas mayores de 50 años para progresar a fibrosis y finalmente a cirrosis hepática.

Una enfermedad silenciosa

Los hepatólogos suelen diagnosticar el hígado graso ya cuando se complicó y las otras enfermedades están en sus fases tardías. Es decir, cuando ya hay cirrosis o cáncer de hígado. El hígado graso es una enfermedad “principalmente asintomática” , aunque algunas personas manifiestan un tipo de molestia localizada en el hipocondrio derecho (debajo del costado derecho).

“Las personas lo definen como una sensación de un dolor inespecífico, sordo, más bien como un peso. Pero en general, se considera asintomática. Es por eso que pacientes que tengan factores de riesgo —sea por obesidad, sobrepeso, diabetes, dislipidemia— deberían hacerse un tamizaje por si existe o no la presencia de hígado graso y si es así, se debe hacer un seguimiento adecuado para prevenir desenlaces significativos ”, dice el médico Octavio que añade otras enfermedades como riesgo cardiovascular como hipertensión arterial o la apnea obstructiva del sueño.

Andrés Zapata indica que el hígado graso hace parte del síndrome metabólico y están los riesgos de desarrollar hipertensión, cáncer, ovario poliquístico, enfermedad cardiovascular, algunas demencias o enfermedades neurodegenerativas como alzhéimer,y párkinson; dislipidemias o diabetes.

“Algunos síntomas que pueden observarse son por ejemplo, en la piel es una hiperpigmentación u oscurecimiento de la piel en la zona del cuello, las axilas, los nudillos de las manos, los codos y eso significa que hay una resistencia a la insulina.

Otros signos son los acrocordones (crecimientos pequeños y blandos de piel, de color carne o ligeramente oscuros) que indica un mal control glicémico y eso debe corregirse con alimentación.

No consumir tanta comida rápida
Naturalmente el hígado tiene grasa almacenada. Idealmente este órgano metaboliza los ácidos grasos y los excreta, pero si hay una dieta desbalanceada el hígado “no es capaz de procesarlo y se ‘encarta’ y si tiene un déficit enzimático o genético, ese depósito puede generar inflamación y hacer fibrosis y luego cirrosis y otras complicaciones”, recuerda el Médico Juan Carlos Restrepo.

Es decir, esto puede ocurrir por un desbalance entre el consumo calórico y el gasto calórico, por lo que el hígado almacena grasa, principalmente ácidos grasos como el colesterol y los triglicéridos.

El hígado graso, indica el hepatólogo Octavio Muñoz, está asociado directamente con estas enfermedades de origen metabólico por el consumo de comida rápida. ”Las personas con hígado graso pueden tener desenlaces cardiovasculares, infarto agudo al miocardio, isquemias cerebrales, fenómenos tromboembólicos. También hay una asociación significativa con el desarrollo de cáncer en otros órganos, no solo en el hígado específicamente”.

Hay hígados grasos que son secundarios, un síntoma de otra enfermedad hepática. El hígado se llena de grasa como una reacción ante cualquier agresión externa, es decir, como una respuesta de un agente agresor, como explica Muñoz Maya.

“Pueden ser hepatitis virales crónicas como los virus de la hepatitis B, hepatitis C, enfermedades metabólicas de otro tipo, enfermedades heredadas, congénitas, donde hay alteraciones en el metabolismo del cobre o del hierro. Enfermedades autoinmunes como la hepatitis autoinmune o la cirrosis biliar primaria. También puede ser por la toxicidad de algunos medicamentos”.

Es necesario que las personas visiten al médico para conocer si tienen hígado graso y si este se debe a condiciones metabólicas directas o es apenas la manifestación de una enfermedad primaria hepática.

¿Cómo prevenir el exceso de grasa en el hígado?
Los especialistas estuvieron de acuerdo en que debe haber un balance en la alimentación. Consumir más frutas y verduras y hacer actividad física, principalmente cardiovascular. Según la American College of Sports Medicine se debe hacer 300 minutos de ejercicio aeróbico a la semana.

“Debemos tener hábitos adecuados nutricionales. Es decir, evitar el exceso de comidas rápidas porque tienen muchas calorías: carbohidratos, grasas, productos ultraprocesados. También hay que hacer ejercicio, ojalá de manera vigilada con un experto en medicina deportiva. También evitar el consumo excesivo de licor”, agrega el médico Octavio. También evite el consumo de medicamentos homeopáticos o herbales porque pueden provocar toxicidad hepática.

Recuerde bajarle al consumo de comidas rápidas en su dieta diaria porque no es saludable y si tiene alguna predisposición médica que puede afectar su hígado visite al médico para prevenir otras enfermedades más riesgosas que ponen en peligro su vida.

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