El dólar terminó febrero en $4.808 y el peso cerró el mes con una caída de 3,4%, por lo tanto fue la moneda latinoamericana con la depreciación más pronunciada durante el segundo mes del año.
Entre las divisas comparables, le siguen el peso chileno con una caída de 3%, el real brasileño (-2,1%), el peso uruguayo (-0,5%) y el boliviano (-0,1%). Este lote lo cierran el bolivar venezolano (-8,7%) y el peso argentino (-5,5%), que por las coyunturas sociales, políticas y económicas no deben incluirse en la canasta comparativa.
De otro lado, hay un grupo que logró recortarle al dólar y está liderado por el peso mexicano, que tuvo una revaluación de 2,4% en febrero y le siguieron el sol peruano (+1,5%) y el guaraní paraguayo (+1,3%).
Por estos días, los analistas le atribuyen la descolgada del peso colombiano a las coyunturas políticas que está atravesando el país y que ponen nerviosos a los inversionistas. Por ejemplo, José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, le dijo a La República que “hay incertidumbre sobre las reformas, su trámite y qué forma definitiva van a tomar”.
“El mercado no está listo para una apreciación muy fuerte, porque hay una prima de riesgo alta todavía en medio de la discusión. Hay preocupación, por ejemplo, con el posible efecto de la reforma pensional en el mercado de capitales y también con el crecimiento económico y la inflación eventual, relacionada con la reforma laboral”, añadió el analista.
Otros analistas coinciden en que hay un cóctel de factores adicionales que están causando ruido en el mercado local. Entre ellos, el decreto que le permite al presidente Gustavo Petro tomarse la regulación de los servicios públicos, una medida que tiene sabor a control de precios en las tarifas y que pone presión a las acciones de varias empresas de energía listadas en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).
Por otro lado, la salida de Alejandro Gaviria del Ministerio de Educación también ha tenido impactos en la cotización del dólar, pues los expertos explican que este tipo de movimientos hacen cuestionar a los actores del mercado si vendrán más cambios en el gobierno. Entre líneas, el temor siempre gira entorno a la figura de José Antonio Ocampo, quien ha fungido como muro de contención para atajar los impactos de otros compañeros suyos como la ministra de Minas, Irene Vélez.
“Para algunos inversionistas sí puede haber generado dudas de si pueden haber cambios adicionales en el gabinete más adelante, quiénes podrían irse, a quién van a seguir sacando. Eso pudo generar la reacción, porque en el resto de las monedas vimos un comportamiento incluso de apreciación. Colombia fue un ejemplo muy particular”, comentó Munir Jalil, jefe de investigaciones Económicas para la Región Andina de BTG Pactual.
En el ámbito internacional, los inversores seguirán atentos a la evolución de la política monetaria en EE. UU., pues si las tasas de interés efectivamente suben más de lo esperado y se mantienen altas por mucho tiempo, eso incentivaría la salida de dólares desde países emergentes hacia a territorio estadounidense y esto terminaría por presionar más el precio de la moneda gringa hacia arriba.
