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Q’hubo en los barrios: Zapamanga II etapa, un “buen vividero” en Floridablanca

Actualmente el barrio cuenta con más de 500 viviendas, y un aproximado de tres mil habitantes quienes, con orgullo, trabajan por mejorar su sector.

Zapamanga II etapa es uno de los barrios de Floridablanca ,‘lleno’ de historia y solo buenos recuerdos. Sus primeros habitantes recuerdan con orgullo cómo fue el proceso de fundación, en el año 1977.

“En ese año se empezaron a construir casas, nosotros mismos llegábamos los fines de semana a ‘echar pala’ entre todos. El antiguo Instituto de Crédito Territorial nos dio los materiales y los residentes colocábamos la mano de obra”, aseguró don Elí Toloza, uno de los fundadores.

Aunque para muchos, el sector tiene “mala reputación”, sus habitantes se han encargado, poco a poco, de ‘limpiar esa imagen’. Sin embargo, la inseguridad es un tema latente en esta zona, difícil de erradicar, motivo por el cual solicitan mayor intervención por parte de la Policía.

Tiempos que no volverán

La nostalgia invade a sus habitantes al recordar esos primeros días en el Zapamanga, “de antes era muy bonito, nos prestábamos cosas, teníamos una comunicación constante entre vecinos, ahora ya uno es extranjero. Nos falta más amabilidad y cultura por parte de quienes vivimos acá”, agregó Melquisedec Vargas, fundador.

Pero no todo es malo. Para algunos, en el sector se han hecho muy buenas obras, el progreso es evidente. “Este sector es muy bueno porque tiene salida para Bucaramanga y Floridablanca. Además todo está a nuestro alcance; tiendas, iglesia, colegios, plaza de mercado y el comercio es muy bueno”, dijo Nubia Jaimes, habitante y tendera hace 40 años.

Problemáticas

Según María Antonia Jaimes Silva, presidenta de la Junta de Acción Comunal, el barrio tiene una gran cantidad de espacios en abandono, evidencia de ello es el centro de ancianos, el cual está invadido por un habitante de calle, quien está “acabando con el terreno. Los residentes de la tercera edad quieren recuperar este espacio, pero hay que esperar que lleguen las áreas de cesión al municipio para que las entreguen”, dijo.

El estado del salón comunal y la falta de lugares para realizar talleres y cursos, o encuentros con la comunidad, son otras de las quejas que constantemente denuncian los ciudadanos.

Hace seis años el salón se convirtió en un foco de inseguridad y de contaminación, pues los mismos transeúntes botaban escombros y basura, situación que motivó a los integrantes de la JAC y a los residentes, a trabajar juntos por la recuperación de este espacio común. De igual forma, están adecuando los parques y zonas de entretenimiento y deportivas para el beneficio de los niños y adultos. “Estamos esperando que la Alcaldía nos colabore”.

Parques

En total abandono se encuentra la zona de recreación para los niños. Desde hace seis años no cuentan con un parque digno y en buen estado. Los residentes están a la espera de la adecuación de un gimnasio al aire libre y la remodelación de estos escenarios, así como de la cancha deportiva.

Educación

La comunidad asegura que hace falta intervención en la infraestructura. En ocasiones el Colegio Isidro Caballero Delgado sede D, es invadido por consumidores de estupefacientes, pues el tamaño de los muros de la institución es bajo y permite un fácil acceso. Asimismo, requieren más espacios para que las madres cabeza de familia puedan salir a trabajar y dejar a sus hijos en ‘buenas manos’.

Plazas

La Plaza Zapamanga 2 etapa, se convirtió en un parqueadero. Ahora los carros ocupan el lugar de los comerciantes. “La plaza se inunda, no tiene un sistema de cañerías, y los espacios de los vendedores, los agarraron para guardar los vehículos. Queremos que nos solucionen ese tema”. Además no cuentan con buena vigilancia.

Seguridad

“La inseguridad está terrible. Hay mucho consumo de estupefacientes”. La comunidad aseguró que es necesaria la intervención de la Policía. A la administración le solicitan más cámaras de vigilancia y cornetas, pues “a cada rato nos roban los cables o los dañan, quedamos incomunicados”, optan por utilizar un megáfono para transmitir los mensajes cuadra a cuadra.

Transporte

El transporte público ahora solo transita por la calle 112, allí se mueven dos rutas: Laureles y “una nueva que va de Floridablanca a Girón”. Es frecuente el uso de mototaxi, ‘piratas’ o taxi, ya que quitaron los buses que transportaban a los habitantes por una de las vías principales, la calle 113. El Metrolínea también es implementado, pero, según dicen, se colapsa.

Salud

Actualmente, los residentes no cuentan con un Centro de Salud. Desde hace tres años cerraron las puertas del Centro de Salud Zapamanga II. “Dicen que solo van a dejar dos puntos: la Clínica Guane y en La Cumbre”. Hay 10 barrios que requieren atención inmediata, sin tener que desplazarse hasta otros barrios para recibir atención básica.

Vías

Hace algunos meses, el barrio tuvo una intervención en la que se llevó a cabo un ‘reparcheo’; sin embargo, las vías no duraron mucho en buen estado, ya están llenas de huecos. “Ahorita tenemos pendiente la pavimentación de la carrera 33, entre 112 y 116”.

A punta de ‘pata’

Néstor Flórez Lizcano es uno de los personajes que se roba las miradas en el barrio Zapamanga II etapa. Hace 12 años viven en el sector, pero hace seis decidió emprender su propio negocio de comida. En este lugar lo conocen porque a diario se ‘rebusca la platica’ vendiendo caldo de pico, huevo y carne. Sin embargo, su plato principal y el cual llama la atención, es la famosa pata. Debajo de unas cuantas tejas de zinc, atienden a sus más fieles clientes, a partir de las 6:00 de la mañana.

El plato más ‘barato’ lo vende a $7.000, pero si lo que busca es un ‘pico’, le toca pagar $10.000. “La clientela es muy buena, siempre vienen por la pata, es lo que más consumen. Nunca he tenido ningún inconveniente con los vecinos. A mí me parece que todo es muy tranquilo”.

A ritmo de vallenato

A la corta edad de seis años, Luis Ángel Torrado descubrió su pasión por la música vallenata. Este santandereano de 13 años, criado en el barrio Zapamanga II etapa, comenzó su primeros ‘toques’ en el acordeón gracias a un primo, quien tocaba este instrumento.

La ‘venita’ artística es herencia familiar por parte de su papá, pues creció escuchando este ritmo musical. Aprendió observando a su más grandes ídolos, los cantantes Silvestre Dangond y Diomedes Díaz. “Frecuentemente veía las presentaciones de algunos cantantes de vallenato, y también de sus acordeoneros. Me llamó mucho la atención la forma de tocar el acordeón y eso fue lo que me motivó”. Luego de meses de entrenamiento y preparación, el año pasado Luis Ángel decidió participar en el Festival de la Leyenda Vallenata, donde ocupó el segundo puesto en la categoría infantil, “me tocó entrenar fuerte para ganar el virreinato en Valledupar, no es fácil llegar hasta ese lugar”.

Ahora, entre sus más grandes sueños está tocar acordeón en una tarima, junto a uno de sus artistas favoritos.

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