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La tradición familiar le dio vida a una panadería en Altoviento, Floridablanca

Desde las 6:30 a. m. se abren las puertas del negocio. Lo primero que hacen es preparar la harina y dejarla en crecimiento

Hace cuatro años una pareja santandereana tomó la decisión de ‘traer’ el aroma del pan al barrio Altoviento, en Floridablanca.

Buscando la forma de independizarse, Danilo Macías junto a su esposa, Érika Paola, le ‘apostaron’ al sueño que tenían desde tiempo atrás. Fue así como invirtieron los ‘ahorritos’ que tenían para la casa, en la compra de lo que sería su propio negocio, una panadería.

“Llevaba 20 años trabajando como panadero en una empresa, pero me cansé”, dijo Danilo. Esta sería su principal motivación que lo condujo a emprender, el querer superarse.

A prueba y error

En este oficio nada tiene que ver la tradición familiar, pues en su hogar es el único que se dedica a esta profesión.

Tal y como lo dicen coloquialmente, ‘echando a perder, se aprende’, de esta forma Danilo descubrió la habilidad que tenía en sus manos, lo que lo llevó, al día de hoy, a producir el mejor pan del sector, calificado así por sus vecinos.

La historia comenzó en el barrio San Miguel, allí le dieron la oportunidad de aprender las bases necesarias sobre la panadería. Todo fue totalmente empírico.

‘Las vacas flacas’

Ser independiente ha sido todo un reto para esta familia. No siempre las ventas fueron ‘color rosa’, por tal motivo, hace un año le “agregaron” productos de la canasta familiar al negocio, ahora si usted desea comprar un pan de ‘cascarita’, puede sentarse y acompañarlo con una avena o una bebida azucarada.

Sin embargo, el hombre de 35 años aseguró que también el alto precio de la materia prima hizo que dejaran de producir algunos productos como el conocido ‘pan de 200’.

“Nos ha tocado subirle a los precios. El pan de 200 tocó descontinuarlo. Los primero días los clientes se quejaban y se iban a comprar a otro lugar, pero allá era lo mismo. Tocó acoplarse”, agregó Danilo.

Ahora el aclamado por los compradores es el de ‘cascarita’, que ya cuesta $500, en la bizcochería el hojaldre se roba las miradas.

La semilla del trigo

Desde las 6:30 a. m. se abren las puertas del negocio. Lo primero que hacen es preparar la harina y dejarla en crecimiento. Este mismo proceso se lleva a cabo de lunes a sábado hasta las 9:00 p. m., porque el domingo se cierra a las 4:00 p. m., y ¡qué problema se forma si no abren la venta!

Entre risas, recordó una ocasión en la que los clientes llegaron a tocarle la puerta de su casa, buscando el pan de las ‘onces’.

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