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Amigos, socios y duros pa’ las ventas

Hace tres años llegó de Venezuela y hoy junto a su mascota se gana la vida en la informalidad. Omar y Oso una historia de lucha, ganas y esfuerzo por salir adelante. Si desea adquirir algún producto puede llamarlo al 322 2653712.

Omar Tarazona nació en San Cristóbal, Venezuela, pero desde hace tres años se radicó en Bucaramanga.
Lleno de ilusiones dejó su tierra para tener una oportunidad laboral en la ‘Ciudad Bonita’. Llegó a un hotel del centro y hoy, gracias a su trabajo informal, vendiendo en las calles, ha podido recoger unos pesos, de donde paga su refugio en el barrio Santander y así comenzar una vida de sacrificios, lucha y sobretodo de anhelo por lo que sueña.


Omar se ubica todos los días en la entrada del barrio Diamante II, allí desde hace varios meses vende golosinas o ‘chupetas’ como él le dice a su producto, pero desde hace un mes, y por la temporada, se dedicó a comercializar artículos de Navidad para mascotas. Una idea novedosa que muchas personas a su paso se sorprenden.


“Una amiga costurera que conocí en el Diamante II me dio los artículos para la venta. Lo hago porque me gusta trabajar, me le mido a todo y me pareció muy bueno”.


“Muchas personas pasan, ven los artículos y a veces me compran. Lo importante es que es algo novedoso y para sus mascotas es un regalo chévere en esta época”, dice este comerciante informal.


Pero lo más curioso de sus ventas es que lo hace con su mascota. Su amigo fiel, que es el modelo de las prendas y que muchos admiran en el Diamante II.


“Oso, así se llama mi perro; él es mi modelo, conmigo lleva tres meses, tiene cinco años y ha acompañado a mi familia desde pequeño. Lo tenía mi mamá, que ya falleció, y me lo dejó a mí. Es mi compañía y ahora está a mi lado en las ventas”.


“La gente ve como le quedan las prendas a él y se anima a comprar. Un gorrito, una pañoleta o cualquier accesorio”, comenta este hombre sencillo y con una mirada que refleja ganas de salir adelante.


El perrito llamado Oso es cruce de chow chow y golden y es prácticamente la familia de Omar en Bucaramanga, pues su madre falleció hace algunos meses de cáncer en Venezuela y su hija vive en otro país.


“Es un canino obediente, aunque es muy celoso en todo. Aquí está todos los días conmigo. Llegamos a trabajar después de las 9:00 a. m., y nos estamos hasta las 5:00 de la tarde. Colocamos nuestras cosas, lo que vendemos en la Gloria de Dios y luego nos vamos para casa a descansar”, comenta este hijo de Venezuela.


Omar dice que fue atleta de alto rendimiento, pero una lesión en su país lo sacó del ejercicio profesional. Hoy se gana la vida vendiendo y ‘corriéndole’ a las dificultades de la vida.


“Fui atleta en Venezuela pero una lesión en la rodilla me alejó de las pistas. Hace poco volví a salir a correr. Lo hago todas las mañanas y luego me vengo a trabajar con Oso. Espero algún día volver a correr y seguir disfrutando de esta ciudad que me ha acogido de gran manera”, puntualiza.

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