Este ‘amarillo’ quiere dejar la fama del taxista ‘barringoncito’, que come dentro del carro y que poco se mueve. Su estilo de vida lo ha llevado a ser consciente de la importancia de las pausas activas en un trabajo como el de conductor.
Por lo que Oscar Alberto Gómez Ardila, de 41 años, se mantiene saludable haciendo un ‘pare’ cuando se da cuenta que lleva más de tres horas seguidas trabajando.
Este estilo lo ha conservado durante toda la vida, pues Gómez fue un ciclista profesional y, ahora, un aficionado.
De los 12 hasta los 18 años, este sangileño participó en competencias importantes de ciclismo. “Yo representé al departamento en varios torneos, mientras estuve dedicado cien por ciento al deporte”, contó.
Al cumplir la mayoría de edad, algunas situaciones personales y su oficio de taxista lo alejaron de las grandes competencias, pero le dejaron el gusto por una vida activa, que se empeña en conservar.
Por lo que también anima a sus compañeros a ‘despegarse’ de la silla de conductor y a estirar las extremidades.
Tiempo para todo
Gómez también lleva una vida equilibrada con su empleo. Para él es importante tener tiempo de calidad para todo: la familia, su esposa, el ocio y, por supuesto, el descanso.
Así que es estricto en tomarse su tiempo libre, porque la salud mental también es indispensable en el ser humano y, sobre todo, para un conductor que tiene contacto con personas todo el día.
“Como taxista uno debe tener un comportamiento agradable. Evitar el mal genio y mejor contagiar al pasajero de buena energía”, indicó.
A este hombre le gusta su trabajo. Le encanta conocer personas nuevas y servir de consejero cuando la persona que se sube, necesita un aliento.
“Acá uno ve muchas cosas, y también escucha historias. Si puedo ayudar, y el pasajero está cómodo con eso, yo lo hago”, dijo.
El sustento de la familia
Oscar empezó como taxista a sus 20 años, y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Este oficio se ha convertido en el sustento de su familia. Además de permitirle ofrecer educación superior a sus hijos.
De modo que este conductor se siente muy agradecido con su oficio y difiere de aquellos que lo consideran una esclavitud.
“A mí ser un buen taxista me sale de manera natural, mi carisma le gusta a las personas y a mi me gusta servir”, agregó.
Por lo que su siguiente meta es conseguir su propio taxi.