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En su taxi, Luz Ángela conoció el amor y pudo sacar adelante a su familia, en Bucaramanga

Luz Ángela manifiesta que este gremio hay solidaridad entre todos. “Si yo tengo una avería mecánica llega algún compañero a preguntar, en ese sentido no tengo problema”, comenta.

Su aprecio por el transporte público le ha dado razones con mucho amor: la primera estar al volante en su taxi por más de 25 años y la segunda, conocer en este mismo oficio, hace 10 años, a su esposo.

Así comienza la historia de Luz Ángela Marín, quien nació en Ocamonte, Santander, pero que desde muy niña llegó a Bucaramanga.

‘Ángelita’ como muchos la llaman, lleva 25 años la volante de su taxi. Su pasión por manejar fue gracias a su familia, pues tres de mis cuatro hermanos son taxistas.

“Por ellos me animé a manejar y me gusta el transporte público. Me nació por pasión y gusto”, dice esta mujer, a quien le gusta manejar su propio tiempo y ser independiente.

Comenta que ser mujer taxistas no implica ningún señalamiento, pues este trabajo requiere un servicio a la comunidad o el pasajero, no se necesita sino ser amable y tener una buena disposición por lo que se hace.

“Mi desempeño como taxistas pienso que es bueno. No falta las frases “La primera vez que me toca una mujer”, es lo típico que me dicen, es una frase clásica. Pero también hay quienes apuntan que es  chévere que le toque una mujer y que ojalá fueran más las taxistas”, sostiene.

Hoy su labor comienza desde las 5:00 a.m., y dura ocho horas diarias, pero cuando comenzó le daba parejo por doce horas, todo por el amor y el sacrificio de poder tener su propio vehículo.

“Este taxi lo tengo cerca de ocho años, gracias a Dios he tenido mi carrito propio. Mi característica al volante es por pasión, me gusta. Conduzco bien y con las direcciones me ubico rápido. He aprendido de la ciudad”, sostiene Ángela, que hace parte del 1% de las mujeres que hay al volante en la ciudad y el área, pues son cerca de 7.734 carros que hay rodando por las vías de Bucaramanga.

Como toda taxistas tiene anécdotas y ella sí que se acuerda de varias.

“Son muchas, cuando se suben parejas del mismo sexo, uno mira por el retrovisor; la experiencia me dice, mejor no mire”.

“Cuando la carrera me sale a un motel y es una persona conocida”.

“Una que me da risa es cuando los pasajeros son hombres, van algo tomados y llegan a la casa y las esposas tienen que ayudarlos a baja”, en fin, muchas anécdotas que en los taxistas nos suceden a diario.

Luz Ángela es de las ‘duchas’ en trabajar en las calles de Bucaramanga, pero dice que hoy la ciudad afronta un tráfico casi imposible de transitar.

“El tráfico se volvió complicado. La movilidad, pero también la competencia en las plataformas digitales, que se apoderaron del servicio”.

Finalmente, ella le da un consejo a muchos de sus colegas.

“Hay que tener una muy buena atención y manejar un taxi por gusto, no por obligación”, puntualiza.

Un amor a la carrera

Luz Ángela conoció a su actual esposo en el taxi. ‘Un amor a la carrera’ donde también son colegas. “Lo conocí hace 10 años, el también es taxista. Fue un 22 de diciembre, estaba en el Centro de Bucaramanga, lo recogí y lo llevé a su casa. Pasó el tiempo y comenzamos a tratarnos, surgió una amistad, luego una relación y hoy ya estamos juntos. Vivimos en Girón y gracias a él he aprendido muchas cosas”, comenta.

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