Ena Giraldo es ama de casa y empresaria del sector gastronómico en Bucaramanga. Por partida doble, mes tras mes, le hace seguimiento a los precios de los alimentos, tanto para abastecer sus restaurantes, como para el mercado de su casa. Ayer mientras el Dane revelaba los datos de la inflación de agosto, ella madrugó a la Central de Abastos.
“A veces suben unas cosas y a veces bajan otras, ese el problema de los precios de los alimentos. Por ejemplo, la papa está barata, estaba en $2.500 y ahora en $600, al igual que el tomate y el pimentón. La carne de res paró de subir y ahora está estable su precio. Las frutas, el plátano y la yuca están arriba. La cebolla larga se compraba en $800 y ahora está en $2.000 la libra. En definitiva, eso depende del mes y de la cosecha”, cuenta Giraldo.
También habla sobre esta división de gastos de los hogares porque, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Bucaramanga fue la ciudad con la menor inflación en agosto de alimentos y bebidas no alcohólicas en el país, con un porcentaje del 1,25%, por debajo del promedio nacional que fue de 1,85%.
Julieth Solano, subdirectora general del Dane, precisa que este comportamiento se dio por presiones a la baja del costo de vida por cuenta de productos como la papa, la mora, la carne de res, la naranja y los condimentos. “La papa es el producto que más ha bajado de precio, aportó 14 puntos negativos”.
Sin embargo, esta realidad tiene también su contraparte, hay otros alimentos que presionan al alza. Según Solano, las frutas frescas registraron una variación de 3,24%; la cebolla larga y cabezona, del 16,83%; y la carne de aves, del 1,38%.
Otros datos que reveló ayer el Dane evidenciaron los contrastes que vive Bucaramanga respecto al resto de ciudades del país. Por ejemplo, la ciudad registró una variación mensual de 0,93% a agosto del 2022 del Índice de Precios al Consumidor (IPC), por debajo del promedio nacional que fue de 1,02%. Con esta variación, se ubicó como la quinta con menor inflación del país.
En cuanto al año corrido, Bucaramanga mantiene la misma tendencia con una variación de 8,88%, por debajo del promedio nacional que fue de 9,06%, lo que la ubica como la cuarta ciudad con menor inflación en los primeros ocho meses del año. No obstante, respecto a la variación anual, la capital de Santander ya está por encima del promedio nacional (10,84%) con 11,63%.
“Los alimentos siguen subiendo y ahora es más barato salir a comer que hacer mercado. Uno va a un restaurante y compra el almuerzo en $10.000 (el corrientazo), pero un mercado para un almuerzo sencillo para dos personas sale en $26.000”, dice Giraldo.
Caso de la papa
Como se mencionó en párrafos anteriores, la papa aportó puntos negativos a la inflación de Bucaramanga y se convirtió en el alimento que jalonó a la baja el costo de vida de la capital.
Claudina Santamaría, comerciante de papas en la plaza de mercado del centro, confirma que este alimento sí bajó de precio, incluso se redujo su precio en el 99%. “Estaba en $180 mil y $140 mil el bulto, ahora está entre $60 mil y $70 mil. El kilo cuesta $1.600 o $1.800, antes estaba entre $5.000 y $6.000. Es lo más barato de la canasta”.
Para esta comerciante, los más golpeados por la alta inflación son las personas pobres: “A uno le toca comer lo que alcanza, no lo que uno quiere, porque la plata no alcanza. La carne está carísima, al igual que los huevos, el arroz y el azúcar. Ya el pobre no puede comer nada. Antes se compraba un huevo en $200, ahora está en $600. La libra de arroz la venden entre $2.000 y $2.500, antes estaba en $1.200”.
Aceleración
A pesar de que en Bucaramanga la inflación redujo la velocidad del aumento de los precios de la canasta familiar, en el país la radiografía es otra. La subdirectora general del Dane indica que se presentó una aceleración de la inflación en agosto y se debe a los incrementos de frutas frescas, arroz, huevo, artículos de aseo personal, servicios de comida a la mesa, comidas rápidas, el ‘corrientazo’ y productos de limpieza del hogar.
Para agosto del 2022, la principal variación mensual estuvo en los alimentos y bebidas no alcohólica: “Esta división cambia la tendencia histórica, que tiene un promedio de -0,33%, que frenaba la inflación, pero en agosto de este año acelera la inflación con una variación de 1,85%”.
Asimismo, según el Dane, los que más pesan en el costo de vida son alimentos y bebidas no alcohólicas (35 puntos básicos), luego alojamientos, agua, electricidad y gas (24 pb) y restaurantes y hoteles (15 pb).
De esta manera, el Dane reveló que la variación anual a agosto del 2022 es de 10,84%. “Segundo mes consecutivo con una inflación de dos dígitos, hay una aceleración en agosto de los indicadores. Es 13 veces mayor al promedio histórico”, precisó Solano. Mientras tanto, la variación mensual fue del 1,02%, es decir, seis veces mayor que el promedio histórico.
La variación anual fue superior al 4,44% de agosto del 2021 y fue la más alta desde abril de 1999, cuando se ubicó en 11,17%, es decir, la inflación anual para agosto del 2022 en Colombia ha sido la más alta en lo que va del siglo.
¿Qué está pasando?
Carolina Monzón, gerente de Investigaciones Económicas del banco Itaú, señala que el dato de la variación mensual del 1,02% estuvo por encima de las expectativas del mercado: “Esperábamos una cifra mayor en alimentos, pero la de agosto estuvo más alta de lo proyectado, lo cual indica que esta división del gasto no está cediendo y estuvo acompañada de las presiones significativas de los rubros de restaurantes, vivienda y servicios públicos, que se aceleraron”.
Con esta inflación, de acuerdo con Monzón, se pasa en términos anuales a estar cerca del 11%. “Las presiones se siguen dando. Por ejemplo, los bienes durables aumentaron su inflación hasta el 12,3% y los bienes no durables y energéticos también se aceleraron. Esto quiere decir que hay presiones de oferta y, por otro lado, en el tipo de cambio”.
Bajo esta condiciones, estima Monzón, el ciclo de subidas de tasas de interés por el Banco de la República continuará en septiembre, para un panorama alcista en la política monetaria.
El economista y docente Germán Machado sostiene que el resultado de inflación fue una muy mala noticia por varias razones. “Primera, que la cifra es la más alta en más de 23 años. Segunda, que estuvo más de 50 puntos básicos por encima de lo que esperaban los analistas, lo que demuestra que las expectativas no están bien calibradas y que la inflación sigue una senda desbordada. Justamente, la tercera mala noticia es que el IPC, que se esperaba empezara a moderarse, no sólo no se moderó sino que otra vez se aceleró, superando el umbral del 1% como variación mensual”.
Con una inflación alta, asegura Machado, las noticias nunca son buenas. Pero, como además en 2022 la inflación está jalonada por los alimentos, el alojamiento, los servicios públicos y los artículos para el hogar, el costo de vida del día a día está tomando una tendencia peligrosa. Los pobres están siendo golpeados con mucha fuerza y cada vez tienen más difícil llegar a fin de mes.
Por su parte, Laura Peña, economista de Bbbva Research para Colombia, sostiene que la división de alimentos volvió a sorprender fuertemente al alza en agosto, con una inflación anual que se acelera en 92 puntos básicos a 25,57%. Al interior de estos, los productos procesados toman protagonismo, incrementando en 154 puntos respecto a julio.
“El incremento en los precios de servicios públicos también destacó en agosto, con presiones por electricidad, gas, y agua, que llevan a la división de alojamiento y servicios públicos a una inflación anual del 6,74%. Por tanto, esperamos que la inflación se mantenga presionada al alza en lo que resta del año ante una extensión en alimentos y una inflación básica que continuará acelerándose, lo que llevará a una revisión al alza en las estimaciones de inflación de cierre de año de los analistas”, puntualiza Peña.
Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, asegura que este panorama sigue siendo preocupante, especialmente, porque buena parte de la canasta básica de la población de ingresos bajos viene por cuenta del consumo de alimentos, “es decir, todavía falta bastante para que la inflación toque techo y seguramente ya vamos a estar hablando de inflaciones de más del 11% a noviembre de este año”.
“También la depreciación del peso colombiano ha hecho que buena parte de los productos de la canasta familiar que tienen que ver con elementos importados como aseo, como insumos para la producción de algunos alimentos, como los electrodomésticos, también estén subiendo de precio de manera bien importante impulsando la inflación anual”.