Este jueves a mediodía, la Junta Directiva del Banco de la República se reunió por sexta vez y es la cuarta ocasión en la que tomó decisión de política monetaria.
El Emisor subió en 150 puntos básicos las tasas de interés. Esto quiere decir que pasaría de 6% a 7,5% tras esta reunión. La decisión fue unánime.
La última vez que el país tuvo una tasa similar fue en febrero de 2017, cuando la tasa duró enero y febrero en este valor. En su momento significó una baja desde la tasa más alta que ha tenido el Emisor desde 2003, que fue de 7,75%.
De darse este incremento, significaría que en lo corrido del año, el órgano habría incrementado en 450 puntos básicos su tipo de interés. Esto como consecuencia lleva a que los bancos comerciales incrementen a su vez las tasas de los préstamos que hagan.
Esta medida responde a la alta inflación que está en mayo en 9,07% y que mes a mes ha seguido senda alcista. De acuerdo con la información publicada por el Dane en lo corrido del año el costo de vida ha aumentado 6,55%. SI bien ha estado explicada principalmente por alimentos, la inflación básica (es decir, sin alimentos ni energéticos) también ha venido en aumento.
De acuerdo con analistas, esto quiere decir que hay factores que pueden estar asociados a la alta demanda de bienes. Esta se puede atacar incrementando el costo de financiamiento, que se entiende como un menor incentivo al consumo.
El objetivo es limitar el consumo de las personas, con lo que la demanda se disminuiría y el costo de la vida tendería a bajar. La senda alcista del tipo de interés se viene dando desde septiembre de 2021, cuando la tasa fue determinada en 2%.
Sin embargo, esta medida no tiene un impacto inmediato, sino que el mercado lo siente con rezago. “Por lo general, la política monetaria y su incidencia en los créditos tiene un rezago, los cuales se pueden retrasar hasta seis meses. En tarjetas de crédito no se nota mucho porque usualmente están relacionadas es con la tasa de usura”, manifestó José Luis Hernández, trader mesa institucional de Corficolombiana.
En su discusión de política la Junta Directiva tuvo en cuenta los siguientes elementos:
La tasa de inflación anual continúa alta al alcanzar niveles de 9,23% en abril y 9,07% en mayo. Al mismo tiempo la inflación básica sin alimentos ni regulados pasó de 5,26% en abril a 5,87% en mayo. Las expectativas de inflación siguieron aumentando y se ubican significativamente por encima de la meta de 3% en el horizonte de política.
El crecimiento económico sorprendió al alza en el primer trimestre (8,2% vs. 7,2% esperado por el equipo técnico) gracias al fortalecimiento de la demanda interna impulsada por el consumo de los hogares. La cartera de consumo registraba a mediados de junio un crecimiento anual de 22,1%. El indicador de seguimiento económico (ISE) mostró en abril una variación anual de 11,8% superior al 8,6% esperado. Sobre esta base, el equipo técnico revisó al alza su pronóstico de crecimiento para 2022 de 5,0% a 6,3%.
La sostenida recuperación del PIB continúa favoreciendo el dinamismo del mercado laboral que viene mostrando un crecimiento sostenido del empleo. Con cifras a mayo la ocupación registró un crecimiento anual del 11,0% en el total nacional y de 10,5% en las 13 principales ciudades.
La cuenta corriente de la balanza de pagos arrojó en el primer trimestre del año un déficit de 6.4% como proporción del PIB trimestral, superior al déficit de 4,1% del PIB para el mismo período del año anterior. Este exceso de demanda se da en un entorno en el que el financiamiento externo se hace más costoso debido al endurecimiento de las condiciones financieras internacionales.
La decisión adoptada en el día de hoy es compatible con la fortaleza que viene mostrando la actividad económica en los últimos trimestres, y contribuirá a que la política monetaria se posicione más rápidamente en una senda que reduzca la inflación y que converja a la meta en el mediano plazo. En adelante, el ritmo de ajuste de la política monetaria dependerá de la nueva información disponible.