Un equipo conformado por cuatro profesionales del Hospital Internacional de Colombia y la Fundación Cardiovascular de Colombia llevó a cabo una investigación para estimar la frecuencia de autocontactos potencialmente infecciosos en personas, encontrando que puede ser hasta 90 veces en una hora.
Para esto, se efectuó un estudio observacional, antes y durante la cuarentena obligatoria por la pandemia por COVID-19, en Bucaramanga y su área metropolitana. Profesionales de la salud registraron las veces que las personas se tocaban la cara (nariz, boca y ojos) o sus tapabocas con la mano u otros fómites.
Mauricio Orozco-Levi, jefe del Centro para el Cuidado de la Salud Respiratoria del HIC y jefe del grupo de investigación Emicon, avalado por Minciencias, en categoría A1, explicó que había un interés por definir en qué se cumplía la medida de protección personal recomendada de no tocar la cara o llevar fómites a esta. “La intuición nos llevó a pensar que no se cumple y que deben considerarse otras estrategias, además de las mascarillas para disminuir el riesgo de transmisión de COVID-19 u otras infecciones a través de secreciones respiratorias”.
De acuerdo con Orozco-Levi, junto con las demás integrantes del equipo que son Diana Carolina Tiga-Loza, Mabel Reyes Pulido y Alba Ramírez-Sarmiento, se concluyó que se sigue subestimando la altísima frecuencia con la que nos tocamos la cara con las manos o elementos personales como teleléfonos móviles o fijos y bolígrafos, que pueden transmitir enfermedades virales a niños y adultos.
“Lo más relevante es que esta alta frecuencia, hasta más de 90 veces por hora en algunos individuos, se mantiene incluso en los períodos de aislamiento y cuarentena. O sea, la mascarilla únicamente no es suficiente elemento de protección y debe complementarse con otras estrategias, tales como pantallas, soluciones alcohólicas, distanciamiento, o superficies que disminuyan riesgos de colonización viral o bacteriana”, puntualizó.
Frente a esto, los investigadores aseguran que el cansancio, la pérdida del miedo a la enfermedad, y la relajación de las medidas de prevención de infecciones transmitidas por contaminación de secreciones respiratorias hace que se pongan en consideración nuevas estrategias. “Posiblemente con elementos de recordatorio de base en tecnología electrónica, sonido, o elementos de protección adicionales que permitan activarse con frecuencia con soluciones o lavado de manos más frecuente”, acotó.
Aunque el lavado de manos o uso de desinfectantes para manos suele ser la recomendación que más se repite y la que más se agiliza, no es suficiente, ya que la frecuencia de contacto puede ser mayor que esta acción.