Los habitantes de las áreas rurales de Las Colinas, Guatiguará, Casa Loma, Buenos Aires y la Esperanza, entre otros sectores de Piedecuesta, enfrentan dificultades con el suministro de agua potable.
Esta problemática ha generado un gran descontento en toda la comunidad y, según reportan los allí residentes, podría convertirse también en un asunto de salud pública.
Las denuncias señalan un servicio deficiente, caracterizado por interrupciones prolongadas y la falta de continuidad en el abastecimiento.
En la vereda Buenos Aires, la inconformidad es notable, ya que la comunidad recibe agua potable solo durante algunas horas del día. Ante esta situación, la administración de Piedecuesta argumenta que el servicio se presta de esa manera debido a la división hidráulica del sector, proponiendo como solución el suministro a través de una pila pública, quedando a disposición para explicar los trámites necesarios.
Édgar Gómez, presidente de la Junta de Acción Comunal de Buenos Aires, denuncia que durante todo el mes de diciembre la situación ha sido crítica: “El agua llega a ratos y se va durante varias horas del día”, comenta, visiblemente frustrado por las constantes interrupciones que afectan a su comunidad.
Por su parte, Pilar Macías manifiesta que en el sector existen conexiones fraudulentas que alteran el servicio para la comunidad que sí está legalmente conectada.
“Nos parece una falta de respeto y consideración hacia los usuarios de estas veredas, donde hay muchos niños y adultos mayores que estamos sufriendo por la desidia e irresponsabilidad de las entidades encargadas de abastecer el preciado líquido”, afirma Manuel Mora, vecino del sector.
La vereda Guatiguará también está afectada con la falta del servicio de agua potable.
Además, Pilar Macías, de la vereda Las Colinas, plantea la revisión de la motobomba, advirtiendo que “hacer esto es clave para mejorar la presión necesaria para el tanque que nos abastece del preciado líquido”.
Los líderes comunitarios instan a una revisión exhaustiva del sistema de distribución y al establecimiento de un plan de contingencia que garantice que esta situación no se repita en el futuro.
El acceso al agua potable es un derecho fundamental, pero en estos sectores de Piedecuesta los problemas estructurales, la falta de inversión en infraestructura y la gestión ineficiente de los recursos son factores recurrentes.
Mientras tanto, las comunidades afectadas continúan organizándose para elevar su voz, conscientes de la importancia del agua como un recurso esencial para la vida y el desarrollo sostenible.Esta es una columna de servicio comunitario.
En el Defensor de la Comunidad usted puede plantear las cosas que alteran la tranquilidad de su barrio. Escriba al siguiente correo electrónico: eardila@vanguardia.com