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Hanks y Jesús dan recitales a cambio de monedas en el puente de Cañaveral

Todas las tardes, Hanks y Jesús llenan de música un tramo del puente peatonal de Cañaveral. Los conciertos de ukelele y violín son la manera de costear la universidad de ambos.

En el puente peatonal que conecta los centros comerciales de Cañaveral, Hanks Martínez y Jesús Hernández encontraron una forma artística y honesta de perseguir sus sueños: la música. Con un ukelele en mano y un cartel que dice «Ayuda con mi universidad», Hanks, de 21 años, toca melodías para financiar sus estudios de Ingeniería Ambiental en las Unidades Tecnológicas de Santander, UTS.
Desde hace un año, este joven se ha subido al puente con el objetivo de solventar sus propios gastos y contribuir con los de su hogar, evitando así tener que pedir dinero a su madre.
A su lado está su ‘colega de cuerdas’, Jesús Hernández, de 18 años, un talentoso violinista que formó parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab.


Ambos se conocieron en el puente y decidieron unir sus talentos, formando un dúo que interpreta canciones populares y a menudo improvisa temas de actualidad. Mientras Hanks toca el ukelele, guitarra y bajo, Jesús domina el violín, lo que les ha permitido ganarse el respeto y la admiración de quienes cruzan por el puente.
Cercanos al cumplir el año de presencia, el dúo da sus conciertos de 3:00 a 6:30 de la tarde casi todos los días. Además ofrecen el servicio de clases personalizadas de instrumentos de cuerdas para niños y jóvenes.

Estosdos jóvenes tienen presencia en la red social Instagram, puede seguirlos en @arco_y_pua.

‘Ayuda con mi universidad’ se lee en el aviso que Hanks elaboró y al lado se encuentra el estuche en el que se deposita la propina.


«Trabajo aquí para pagarme los estudios y medio tiempo en un restaurante», explica el ‘joevn maestro del ukelele’. Por su parte, Jesús también se sube al puente para recaudar fondos que le ayuden con el mantenimiento de sus instrumentos y le ayuden a cumplir una ambiciosa meta: ingresar al programa de Música de la Unab.
Ambos jóvenes se reparten los ingresos que obtienen para cubrir los costosos elementos de sus instrumentos musicales, y tienen claro que seguirán dando recitales en el concurrido puente hasta que la vida les suene a sueños cumplidos.
Aunque algunos transeúntes colaboran con una jugosa propina y otros no, estos dos artistas se mantienen firmes en su arduo oficio de enamorar con sus temas y conmover con su historia.

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