Ambas se llamaban Yuli. Las dos murieron por la misma razón. Eran madres y sus hijos quedaron a ‘merced’ de otros. Lastimados por la violencia, golpeados por el feminicidio, que se ha agudizado en Santander.
Dos niños, uno de 14 años y otro de 12, tendrán que vivir con el horror del recuerdo porque perdieron a sus mamás, porque las asesinaron sus parejas.
Jerónimo* (12 años), el más pequeño, presenció el ataque. Vio a su padrastro intentando asfixiar a su mamá, y su impulso por defenderla le costó varias heridas, además de las que quizá no cicatricen en su alma. Una en un dedo de la mano derecha que le afectó para siempre la movilidad.
Su mamá, como una leona defendiendo a sus crías, se interpuso entre su agresor y Jerónimo*. Su bebé la vio padecer, apagarse, irse. La acompañó al hospital, y minutos después se enteró que había muerto.
Carlos* (14 años) , por el contrario, llegó horas después a la escena del crimen. Estaba en el colegio. Nadie le avisó. La mancha de sangre en el pavimento, a menos de cinco metros del conjunto residencial donde vivía con su mamá, lo alertó. Lo sospechaba. Su papá era el asesino.
Desde entonces enmudeció. Sus familiares tuvieron que costear la asistencia psicológica para ayudarle a entender el dolor. Ahora vive con su abuela y su tía. Desde la muerte de su mamá no ha vuelto al colegio, y su vida cotidiana se vio interrumpida por un acontecimiento que para él no tiene nombre.
“Ahora mi sobrino es mi hijo”
Jorge* es el nuevo ‘padre’ de su sobrino Carlos. La violenta muerte de su hermana no solo le dejó el dolor y la frustración de no hacer nada más por ella, sino también la nueva obligación de cuidar de un niño de 14 años.
Después de la tragedia no supo qué hacer. Trató de mantener la vida de su nuevo hijo sin perturbaciones. Lo llevó a entrenar fútbol. Le explicó que no iría al colegio por un mes y, desde ese momento, empezó una nueva etapa entre ambos.
“Uno no sabe a quién acudir, yo opté por ir a la comisaría de familia; allí nos ampararon con una figura de custodia provisional. Después el ICBF nos llamó para pedirnos testigos“, contó Jorge.
Ahora, la familia materna debe esperar el proceso de conciliación para saber si al fin, el niño se quedará con ellos o con la otra parte.
¿Quién hace el conteo de los niños, víctimas indirectas del feminicidio?
Ninguna entidad estatal en Colombia hace el conteo de niños, niñas y adolescentes, víctimas indirectas del feminicidio. La organización que ha intentado registrar a los menores de edad ha sido el Observatorio de Feminicidios Colombia, por lo que actualmente no hay cifras exactas que puedan medir este fenómeno —o tragedia social— en el país.
De acuerdo con esta fundación, alrededor de 700 menores han quedado huérfanos durante los últimos cuatro años por el delito de feminicidio. Sin embargo, esta información es obtenida a partir de las noticias publicadas por medios de comunicación y solo así es posible saber si la víctima tenía hijos.
Q’hubo consultó al Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEGS) de Santander sobre el panorama de niños huérfanos por feminicidio en el departamento. Al respecto, el programa señaló que no tiene este registro por falta de información oficial.
Sin embargo, entregó a este medio de comunicación las alarmantes cifras sobre feminicidios en Santander.
En el transcurso del año 2024 (enero-mayo) se han registrado 10 casos en el departamento. “Esto lo ubica en el segundo lugar, con el mayor número de noticias criminales, después de Valle del Cauca”, aclaró el observatorio.
Proponen una ley para los huérfanos por feminicidio
Actualmente, hay una iniciativa legal para proteger a los niños, niñas y adolescentes, víctimas indirectas del feminicidio en Colombia. Se trata del proyecto 038 de 2023 y ya fue aprobado en segundo debate por la Cámara de Representantes.
La autora es la representante a la Cámara por el partido verde, Carolina Giraldo. El proyecto tiene como objetivo que los niños, niñas y adolescentes que quedan huérfanos por la violencia de género puedan acceder a una ruta gratuita de atención integral.
Una de las acciones que contempla es la asistencia económica para los gastos funerarios de la víctima de feminicidio, pues estos costos son asumidos por los familiares.
Por otro lado, el proyecto propone una ayuda económica mensual para el sostenimiento de los menores. “El monto sería fijado en la reglamentación”, aclara la iniciativa.
Asimismo, habría un acceso preferencial para los menores huérfanos a programas de educación, incluyendo acompañamiento psicosocial y académico para culminar los estudios. También para programas culturales y deportivos. Así como iniciativas públicas de empleo, incluyendo a los tutores, cuidadores, adoptantes y/o representantes legales.
Por otro lado, el proyecto señala que se debe tener un registro nacional de víctimas indirectas del feminicidio. Este debe ser alimentado por el ICBF, Medicina Legal y Comisarías de Familia.
Así actúa el ICBF
Vanguardia consultó con la defensora de familia Marcela Juliana Guerrero Bustamante del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), presidente de la subdirectiva regional Santander del sindicato de defensores de familia (SIDEFAM) , sobre el proceso que lleva a cabo actualmente la entidad, respecto al restablecimiento de derechos de los niños, niñas y adolescentes víctimas indirectas del feminicidio.
1. Si el caso llega al ICBF, la entidad se encargará de verificar la garantía de los derechos del menor, de acuerdo con el artículo 52 de la Ley 1098 de 2006 y la ley 1078 de 2018.
2. El ICBF evaluará si existen derechos vulnerados, amenazados o inobservados de ese menor, víctima indirecta del feminicidio, y así determinará si se abre un proceso administrativo de derechos o si se remite a un trámite de conciliación con la familia que esté interesada y tenga la idoneidad para asumir la custodia y cuidado personal del menor, “prevaleciendo el derecho fundamental del menor a quedarse en su medio familiar”, explicó Guerrero.
3. De acuerdo con ambas leyes, el menor tendrá una valoración psicológica, de nutrición, de la vinculación al sistema de salud y al educativo. Así como se verificará su inscripción en el registro civil de nacimiento y se evaluará su entorno familiar.
4. Si el menor tiene algún derecho vulnerado, el defensor de familia activará la ruta para restablecer la garantía de sus derechos y buscará al familiar más idóneo para que obtenga la custodia.
5. Si por el contrario, el niño tiene garantizados todos sus derechos, se llevará a cabo un trámite extraprocesal mediante la conciliación entre las dos familias, maternas y paternas. Allí se definirá la custodia y la guarda del menor de edad.