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Villabel tiene sus propios ‘Hombres de acero’

Lo que separa a una lámina de acero inoxidable de ser una barril ahumador son más de cuatro horas de trabajo en el taller de Óscar Cáceres y Jhon Morro.

Ubicado al frente del semáforo de la carrera 12 de Villabel, el pequeño lugar alberga poco más de una docena de barriles fabricados a mano completamente.

Aunque rápidamente se ha vuelto un local conocido en el sector, este oficio de ornamentación nació a penas hace cuatro años a modo de regalo familiar. 

Oscar es un ornamentador con 20 años de experiencia y tan pronto como pudo, montó su propio taller en el barrio donde creció: Villabel. 

En 2020, su hija le preguntó si era capaz de fabricar un ahumador y con la teoría en su cabeza, sólo era cuestión de pasar a la práctica. 

Desde aquel presente de cumpleaños que Cáceres fabricó para su yerno, nació un modelo de negocio que impulsó el modesto taller. 

En un inicio, la idea era fabricar sobre pedido y la publicidad de estos se hacía por Facebook. Pero, gracias al auge que tuvieron los ahumadores y la facilidad para cocinar carne en estos, llegaron múltiples pedidos de los amantes de la carne. 

La nueva idea ha hecho que de lunes a sábado se produzcan barriles sin mayor descanso. Uno tras otro se va cortando, atornillando y armando un producto que puede durar más de cinco años intacto. 

Ahora, los estruendos de los martillos y algunas tímidas chispas provenientes de la soldadora funcionan para atraer a aquellos curiosos que transitan la vía principal. Más de una persona se queda observando los brillantes barriles y no dudan en preguntar por el precio y número de contacto (3125256839). 

Cáceres hace del acero muebles para cocinas o trompos que se usan en la carne a la llanera, por lo que en el recinto hay de todo tipo de artefactos culinarios. 

El truco está en saber aprender

A sus 33 años, Jhon Morro ya ha trabajado en mecánica y también en la planta de producción de una reconocida empresa extractora de aceite de palma. 

Pero en ningún otro oficio tuvo tanto por aprender como en este, porque todos los días enrolla láminas de acero, hace el ‘grafado’ es estas y ensambla pieza por pieza el barril hasta tenerlo listo. 

Su rol de ‘todero’ lo ha llevado a cerrar tratos con los clientes que se acercan a comprar el ‘asador ideal para apartamentos’.  

A pesar de que apenas cumple cinco meses aprendiendo cada ‘maña’ del arte de transformar el acero, Morro tiene claro que este es un oficio que va más allá de la fuerza.

El ‘buen ojo’ le ha dado la capacidad para tener claras las medidas y manejar la materia prima a su antojo. 

El secreto de su destreza radica en que “recibí la experiencia de Oscar y mi manera de aprender ha hecho que la tenga clara”, así lo confirma el propio ‘de todito’ del taller.

Las tapas de los barriles pasan por un proceso de ‘grafado’ en el que se eliminan los bordes rectos y afilados. Por lo que el producto presenta un acabado distinto al de el barril tradicional. Esta técnica es común en la industria de Bogotá, pero en la capital santandereana, no es tan vista. Es por esto que tanto óscar como Jhon tuvieron que capacitarse en el uso correcto de la máquina grafiladora. 

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