Se cumplen 10 meses desde que él decidió cambiar las labores del campo en Aguachica por el ‘adiestramiento’ de iguanas en ‘la villa de los caballeros’.
No obstante, sus motivaciones estaban lejos de ser los retos profesionales o ‘animales’, realmente pisó la ciudad por puro y llano amor.
También oriunda de la capital del Cesar, Yazmín López fue quien lo convenció a dar el siguiente paso. Ella ya cuenta con 35 años viviendo en Girón, pero una calamidad familiar la acercó a quien se convertiría en su esposo.
Con López en la ciudad rebuscándosela y Sánchez en medio de los cultivos de maíz extrañándola, se fraguó la idea de que ambos trabajaran en su propia ‘chazita’.
Sin embargo, el oficio de la calle es indomable y la suerte le dejó un saldo de siete mil pesos al final del día a Albeiro.
Por lo que la venta de tinto y aromática no estaba siendo rentable, incluso vivió el robo de la mercancía. Situación que lo motivó a buscar otro oficio.
Las miradas hacia los talleres o locales eran constantes con el fin de conseguir el rol de guardia de seguridad. En medio de su búsqueda se encontró que al frente del malecón se estaba instalando una IPS de la Foscal, por lo que las personas que debían hacer diligencias médicas iban a ser los clientes perfectos.
Dicho y hecho, cuidar vehículos se volvió en un buen camino, tanto así que llamó a su esposa para que ella pudiera ofrecer sus empanadas, limonada, dulces y tapabocas.
Un salto de fé
En medio de las labores en su nueva ‘oficina’, uno de los pequeños reptiles verdes que no se caracterizan por sus habilidades sociales, se acercó lentamente hasta la silla donde el vigilante estaba sentado e inesperadamente se agarró a la bota de su pantalón.
Este pequeño nuevo amigo recibió el nombre de ‘Pepito’. Intrigados por estos animales, la pareja decidió abastecerlos de papaya, lechuga, tomate y perejil cada mañana sagradamente. Podrían no tener para la comida ellos, pero los 14 ‘niños’ amanecían con el plato lleno de alimento fresco.
Con el paso de los días y la curiosidad de las iguanas, fueron llegando ‘lupito’, ‘niñito’, ‘negrito’ y ‘lolito’. Ahora los ‘buenos días’ pasaron de darse en la bota del pantalón a directamente saltar al pecho del noble ‘iguanero’.
La popularidad de él llegó hasta Canadá donde pedían información sobre ‘el encantador de iguanas de Girón’. Niños, señores y señoritas se dirigieron hasta el malecón para llevarse un recuerdo único: la foto junto a las iguanas y ‘su padre adoptivo’.
Desde entonces, cuando hace buen sol, la hora del té y el café es sobre el medio día. Pero más allá de los saludos y visitas, la pareja ha decidido velar por el bienestar de los animalitos verdes e incluso sueñan con realizar una iniciativa de cuidado animal junto con la administración municipal.
De momento, la pareja administra la página de Facebook Amor por las iguanas en la que comparten las visitas diarias de estos pequeños animales.