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En el Gaitán de Bucaramanga tienen ‘buena madera’ pa’l camello

Son 54 años de un trabajo tan sólido como la madera en el taller de carpintería arquitectónica de Alirio Estupiñán.

El padre de Alirio Estupiñán Gómez también era carpintero, de él aprendió cada uno de los gajes del oficio de labrar la madera.
Oriundo de Paz de Río, Boyacá, Pedro Estupiñán fue quien inició el sólido legado de la carpintería en la familia. Junto a su esposa Anita Gómez, proveniente de Matanza, Santander, abrieron las puertas del primer taller familiar en tierras boyacenses.
Dicho lugar se convirtió en el sustento de la familia Estupinán Gómez durante décadas.Hasta que, uno de los hijos varones, Alirio, decidió ir a la capital santandereana a escribir su propia historia.
“Me fui con 17 años y a los 25 ya tenía mi propio taller en el barrio La Concordia” recuerda el empresario con más de 50 años en el negocio de la carpintería arquitectónica.
Pero en 1997, un ‘remezón’ económico hizo que se trasladara al barrio que vería surgir toda una fábrica: El Gaitán de Bucaramanga.

No tuvo que ‘tocar madera’


Con un equipo abultado de empleados que reclutó la fábrica, ubicada en la calle 15 con carrera 8, han afrontado pedidos bastante abultados desde fuera del país.
La prosperidad de la empresa no radica en la suerte sino en el buen ritmo de trabajo de sus más de 40 colaboradores.
Un avión carguero lleno de closets, puertas y cocinas integrales llegó hasta Panamá para vestir los apartamentos de un proyecto inmobiliario.
Julián Becerra tiene 18 años en el taller y 25 años dedicados a la carpintería. Inicio como todo carpintero hecho y derecho, en el rol de aprendiz.
De ahí en adelante, el dominio de la pintura, martillo, cierra y rebajadora hizo que los ascensos y buenos cargos llegaran hasta que pudo comprar su propio apartamento.
Al igual que Julián, hábiles trabajadores como Fernando Estrada le deben el sustento al arte de la madera.
Todos los días se mueve al son de las sierras que rozan con las tablas y su responsabilidad radica en que los moldes encajen de manera precisa con las otras piezas. y con 4 años de experiencia ya domina la máquina para pulir a la perfección.
Cada uno de las labores son fundamentales en el proceso de fabricación de los muebles. Empezando con el encuadre de las láminas de madera, siguiendo con el enchape, luego el ensamble y por último la instalación en el edificio.

De tal palo tal astilla


Al nombre de Alirio Estupiñán hay que enfatizar si es padre o hijo en la fábrica, porque ambos trabajan en equipo desde la administración.
Mientras que el padre es quien se sienta el escritorio por horas para realizar los diseños, Junior, como se le suele decir a Alirio hijo, trabaja con exactitud todo lo relacionado con los números.
Son tres generaciones que se han criado con el arte de adornar espacios con un diseño y material tan noble como lo es el insumo vegetal.
Reconocidos por su calidad, el equipo ya prepara la logística para volver a estar presente en República Dominicana. Esta vez son más de 100 apartamentos en un ambicioso proyecto de 18 torres.
Feliz con su labor, Alirio padre disfruta de cada día en el que los sonidos de la cierras se escuchan fuerte y el acerrín que está presente en el aire.
Un ambiente que le recuerda a sus padres y que ha continuado con su familia.

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