Otra grave situación afronta el personal médico de los hospitales y las clínicas, que atienden pacientes con Covid-19.
El consumo de insumos de alta complejidad, que se aplican en pacientes que están en la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, y urgencias comenzaron a escasear.
Además, aquellos que llegan con problemas respiratorios deben esperar varias horas, ya sea en las ambulancias, pasillos o en la misma calle, para que se le entregue una bala de oxígeno.
“En la Clínica Chicamocha la ocupación UCI está al 100 % y hay 10 pacientes en espera de una de estas unidades. Además los guantes y batas desechables hay que pagarlos de contado, las EPS no reconocen ese costo y el precio se hasta triplicado”, indicó Francisco Silva, Director Médico de la Clínica Chicamocha.
Según el galeno, los servicios de urgencias están en colapso en todos los centros asistenciales de Santander, hay un 300 % de más, en relación con la capacidad de atención.
Para el presidente de la asociación de médicos de Santander, Oscar Araujo, la presión que hoy existe en los hospitales y clínicas, frente a las UCI y urgencias, ha llevado al personal médico, no solo a un desgaste físico y emocional, sino que ahora se presenta una baja disponibilidad de insumos y medicamentos particularmente en pacientes en estados críticos.
“Se evidencia escasez en medicamentos y algunos sedantes musculares que requieren intubación, esto nos lleva a tener las manos atadas a atender a las personas”.
¿Protestas incidieron en el aumento casos?
Con un estudio se pudo concluir que el inicio de las movilizaciones causó efectos diferentes en cinco ciudades del país, que están relacionados con el tiempo de la pandemia.
Investigadores de la UIS aseguraron que en Bucaramanga sí se presume una incidencia en los casos de Covid-19.
Álvaro Javier Idrovo, Laura Rodríguez y José Moreno son los epidemiólogos que avanzaron en una investigación sobre los efectos de las movilizaciones por el Paro Nacional, sobre el número y la tendencia de los casos confirmados de COVID-19. Rodríguez aclaró que con esta información no es posible afirmar que las marchas tuvieron o no efectos en el comportamiento epidemiológico.
“En general, en todas las ciudades y en cualquier lugar, las aglomeraciones de cualquier tipo, públicas y privadas, aumentan el riesgo de transmisión del COVID-19”, agregó.
