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En Piedecuesta hay un supermercado con un caracolí en medio

En promedio, Marcela Ramírez duerme de 2 a 3 horas al día. El resto del tiempo lo invierte siendo la carismática ‘mona’ del Supermercado El Caracolí, ubicado en el barrio Divino Niño de Piedecuesta.

Todos los días Marcela comienza su jornada laboral a las 11:30 de la noche para alistarse e ir a la Central de Abastos de Bucaramanga junto a su pareja Fabián Jaimes. Después de una jornada exitosa de negocios, a las 3 o 4 de la mañana se disponen a descargar los productos al local para abrir sagradamente a las 6:30 de la mañana.

Esta pareja de emprendedores lleva madrugando y emprendiendo sin mayor descanso desde el 10 de octubre de 2021 con el propósito de hacer crecer su querido negocio. 

Un negocio que tienen de ‘todito’ para la canasta familiar: frutas, verduras, huevos criollos, aceite, harina y demás víveres. “La idea es que aquí no se desperdicie nada” comenta ‘la mona’, como es conocida por su fiel clientela. 

Es por eso que los productos frescos recién traídos del campo son tanto para los clientes como para surtir a distintos restaurantes y colegios del sector, en lo que se denomina como una ‘contrata’. Y si sobra un puñado de arvejas, va para las palomas, pero todo se utiliza. 

El Supermercado El Caracolí está ubicado en la Cra. 4 # 6an -05 barrio Divino Niño en Piedecuesta. /FOTO FELIPE JAIMES LAGOS

‘La mona’

A sus 31 años, Marcela ha trabajado en distintos rubros como el modelaje en videoclips musicales y también 8 años en la administración municipal pasando de secretaría en secretaría, pero en todo ha dejado impreso su sello personal: un carisma y viveza paisa. 

De madre paisa y padre nacido en Sepitá, la mona se define que es de todos lados un poco porque nació en Medellín, se crió en Duitama y lleva un buen tiempo residiendo en Piedecuesta. Demostrando que lo importante no es la procedencia sino saber llegar.

“Al principio cuando compramos el local, lloré al no saber cómo íbamos a surgir” confiesa Ramírez ya entre risas y mientras pelaba la arveja recién traída. Su rol no es solo la atención y la organización del local, también suele encargarse de los domicilios, repartiendo y conduciendo su auto desde Cañaveral hasta San Alonso. Ella reparte mercados, pero también siembra esperanza con las distintas donaciones de insumos a la Fundación Somos Uno. 

Hian

Junto a ella, suele estar un futuro gran empresario que con tan solo 10 años conoce los productos al detalle y entiende a la perfección el funcionamiento de la caja registradora, su hijo Hian Alexis Sandoval. 

Cuando no está estudiando, la mente de Hian se nutre con calculando precios y facturando productos. A su corta edad ya es una pieza fundamental del supermercado, una figura reconocida entre distintos vecinos y la compañía irremplazable de su mamá. 

‘El fit’

Fabián Jaimes, más conocido como ‘el fit’ debido a su estilo de vida ‘fitness’ y gran conocimiento sobre el entrenamiento personal, es quien se encarga de conseguir los productos más frescos de la central de abastos en el módulo 14 de la bodega 4. 

El cilantro, perejil, espinaca, repollo y arveja provienen del paraíso escondido en la cordillera: Mutiscua. Norte de Santander. Mientras que el pepino, limón y aguacate son marca de la casa y vienen directo de la finca familiar de los Jaimes.

Como un sincronizado dúo, cuando Fabián está en el negocio su pareja puede descansar una ‘larga horita’ en el chinchorro y cuando ella se levanta, él es quien tiene su turno de sueño hasta que ambos completan las 3 o 4 horas de sueño del día. 

Paso a paso, el supermercado que tiene un caracolí en el medio del predio se ha convertido en el lugar donde restaurantes, emprendedores y colegios compran su materia prima y a su vez es también donde toda una familia ha aprendido a trabajar en conjunto. 

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