Beatriz Díaz Rojas, conocida cariñosamente como ‘Betty’, solía trabajar vendiendo almuerzos en una acogedora casa ubicada en el pasillo entre las calles tercera y cuarta del barrio Villabel. Su leal clientela solía ser estudiantes que salían hambrientos de las jornadas de clases, maestros de obra y las familias del sector que disfrutaban de su entrañable sazón y carisma.
Pero en 2015, se le presentó una gran oportunidad a toda la familia de Beatriz, mudarse para administrar la tienda de la familia de su esposo en el sector de Villa Mayorca. “Esa tienda siempre ha sido de la familia Hernández y no daban pie con bola en la gestión” relata Díaz. Dicha tienda era frecuentada exclusivamente para la venta de licor y el anterior administrador es descrito como “un loco que salía a gritar a las de la 6 mañana que la tienda estaba abierta” cuentan algunos habitantes del sector.
Los pasteles y empanadas de Villa Mayorga
Desde aquel 2015, no sólo Betty se encargaría del negocio sino que su esposo Luis Alfonso Hernández Flórez sería el coequipero estrella para atender aquella tienda familiar.
Los 10 años de noviazgo y 38 años de matrimonio son testimonio de que esta pareja santandereana sabe entenderse bien.Desde aquel 17 de septiembre de 2015, día que abrieron oficialmente las puertas de la tienda llamada ‘Donde el paisano’, se enfocaron en atraer a su próxima fiel clientela.
La estrategia para lograrlo tiene olor a masa finamente horneada y un sabor característico para cualquier colombiano: los siempre deliciosos pasteles de carne o de pollo.
Gracias a la inclusión de este producto en su tienda, distintos vecinos de Palomitas y sus alrededores empezaron a acudir cada mañana por un pastel para el desayuno.
“La receta es de Betty y la ejecuto yo“
Todos los días se realizan 80 pasteles y 60 empanadas,”así como salen del horno, se van directo al cliente” afirma Luis Hernández, el encargado del horneado de los pasteles y el armado de las empanadas desde mediados de 2017.
Desde hace 8 años, la familia Hernández Díaz madruga, unos a las 3 y otros a las 5 de la madrugada con el fin de tener todo en orden para atender las necesidades y ‘antojitos’ de su clientela. “Este es un oficio de todos los días, estamos siempre disponibles desde que abrimos a las 7 de la mañana hasta que cerramos a las nueve de la noche” informa Hernández.
Aunque la tienda tenga dos nombres, ‘La Amistad’ y ‘Donde el paisano’, el local ya es conocido popularmente como ‘La tienda de doña Betty’. El motivo se remonta en el buen servicio y la noble mirada que reflejan aquellos ojos tras los gruesos cristales de los lentes de la matriarca de los Hernández Díaz.