¿Sabía usted que dos de cada diez adolescentes, entre 15 y 18 años, ha estado alguna vez embarazada? De ellas, el 16 % ya son madres y el 4 % está esperando su primer hijo.
De igual forma, el 13 % de las mujeres menores de 15 años ya ha iniciado una vida sexual activa. Otro dato: las mujeres con menor educación inician en promedio a los 15 años, mientras que las de más educación lo hacen a los 18 años.
De acuerdo con la información que reporta el Dane, solo el 4,8 % de los adolescentes tienen relaciones con menores de edad; el resto las realizan con adultos. El dato es más preocupantes si se tiene en cuenta que las relaciones sexuales con menores de edad son tipificadas como un delito en Colombia, lo que conmina a las personas reportar a las autoridades cuando conozcan que una menor de 18 años está embarazada, no solo para poder brindarles la atención que requieren ella y su bebé que esta por nacer, sino también para castigar a los adultos que mantienen relaciones con menores de edad.
En Santander, de manera particular, hay otro preocupante dato en lo que se conoce como ‘embarazo subsiguiente’, ese que tiene que ver con las gestaciones posteriores al primer nacimiento de un hijo o hija, en jóvenes entre 15 y 19 años.
Tal estadística, en nuestro departamento, se disparó: en el año 2021 se presentó un incremento de 2,9 p.p en el porcentaje de mujeres menores de edad con este tipo de embarazo subsecuente, cerrando el año en 24,0%, la cifra más alta desde 2016.
La estadística, consignada en el más reciente informe de Calidad de Vida de Santander, elaborado por el Programa BMCV, conmina a las autoridades a liderar campañas de educación sexual y de prevención de este tipo de situaciones en las menores de edad.
También, según el informe, es fundamental que se trabaje en garantizar la inversión departamental para la oferta de servicios de Atención Integral a estas jóvenes, para el cuidado de su salud integral, incluida su salud sexual y reproductiva que mejoren la calidad de vida de las adolescentes y sus familias.
Para Ximena González, experta en temas de atención a la mujer, “estos nacimientos extemporales en las menores presuponen la ocurrencia de delitos, pues la capacidad de comprensión y valoración del acto sexual por parte de los menores no es adecuada para su edad. Lo anterior si contar que esta situación podría dejar efectos considerables en la vida de una menor de edad, en la salud e integridad a corto y largo plazo”.
“Además, las secuelas en la salud mental son considerables, pues las menores podrían presentar eventos de ansiedad y depresión, los cuales son muy comunes al confirmar el estado de embarazo. La depresión postparto es más difícil manejar en ellas”, afirma.