El suicidio es un problema de salud pública extremamente serio y complejo que se presenta en todas las regiones del mundo y conlleva una tragedia para las familias y para la sociedad en general. Es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Cada año, cerca de 700 mil personas se quitan la vida por esta causa, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud indican que la mayor tasa de estas muertes se encuentra en edades comprendidas entre los 15 y 29 años y más del 77 % de los suicidios mundiales ocurren en países con ingresos bajos y medios. Además, Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mortalidad por suicidio en la región de las Américas ha venido en aumento desde el año 2000, siendo la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años.
En Colombia, los más recientes informes consolidados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y el Instituto Nacional de Salud evidencian que la tasa de mortalidad por suicidio pasó de 5,1 por cada 100.000 habitantes en 2005, a 5,29 en 2020. En el 2021 se registraron 2.962 suicidios, en 2022 hubo 3.018 y en los tres primeros meses de este año se registraron 669 episodios.
A pesar de las alarmantes cifras, actualmente, no existe un conjunto universalmente aceptado de términos, definiciones o clasificaciones para describir los pensamientos y comportamientos relacionados con la conducta suicida, ni tampoco se tiene una taxonomía acordada que abarque todo el espectro, ya que el suicidio es considerado como el resultado de una compleja combinación de factores.
Por ello, Ángela Gissette Caro, psicóloga, docente e investigadora del Politécnico Grancolombiano, y Magnolia del Pilar Ballesteros Cabrera, psicóloga, docente e
Investigadora de la Universidad Nacional de Colombia, realizaron la investigación «Ideación suicida en adolescentes y adultos jóvenes de América Latina y el Caribe», que identificó cuáles son los factores individuales, sociales e interpersonales asociados a la ideación suicida en adolescentes y adultos jóvenes de América Latina y el Caribe.
El tipo de estudio que realizó la investigación fue una scoping review, es decir, una revisión contenidos amplios respondiendo a preguntas de participantes, contexto y concepto. La búsqueda se realizó en bases de datos durante los últimos siete años.
Se consideraron estudios que tuvieran en su muestra adolescentes y adultos jóvenes. Los países en los que más se ha investigado la ideación suicida son: México y Colombia, con nueve publicaciones respectivamente; Chile y Brasil, con ocho estudios cada uno, y los demás países no han publicado más de dos artículos.
A continuación, se describen los factores individuales, sociales e interpersonales que se han asociado a la ideación suicida en esta población.
Factores individuales:
La impulsividad y el temperamento son los principales factores; sin embargo, los que se asociaron con mayor probabilidad de experimentar el inicio de la ideación suicida son los niveles altos de emocionalidad negativa (la agresión, la frustración y el estado de ánimo deprimido), bajo afecto positivo, alto afecto negativo y la carencia de inteligencia emocional.
Además, se halló que el consumo excesivo y abusivo de alcohol, sustancias psicoactivas y tabaco, junto a trastornos del estado de ánimo, trastornos alimenticios, el género, la identidad y la orientación sexuales, son factores relevantes a la hora de hablar de la ideación suicida en los adolescentes y jóvenes latinoamericanos.
Específicamente la ideación suicida en los diferentes países está asociada así:
Colombia: desesperanza y depresión
Cuba: depresión
Chile: en universitarios se presenta ansiedad física, síntomas depresivos cognitivos y
físicos, y trastornos alimentarios. En cuanto a los adolescentes, mostraron las puntuaciones más altas en todos los síntomas psiquiátricos, la ideación suicida y los dominios emocionales/cognitivos y los trastornos alimentarios se asociaron con la depresión.
México: la ideación suicida estuvo presente en quienes habían presentado conductas suicidas
Brasil: el factor está asociado a problemas de comportamiento o conducta.
Factores sociales:
Somos seres sociales, por eso a la hora de hablar de ideación suicida se tienen en cuenta los aspectos socioeconómicos que están asociados al hambre, la pobreza, la calidad de vida y la clase económica. En Colombia, la victimización por crimen puede ser un riesgo significativo para los síntomas depresivos y la ideación suicida entre los estudiantes universitarios. En México existe una doble relación entre la victimización escolar y la ideación suicida.
Otros factores importantes que hay que resaltar son bullying, acoso escolar, conductas negativas para la salud, la soledad, las adversidades experimentadas en los primeros años de vida y el bajo apoyo social independientemente del sexo.
Por otra parte, 21 países de América Latina y el Caribe evidenciaron una interconexión entre sobrepeso/obesidad y la ideación suicida con planificación entre las mujeres; ser creyente de cualquier religión te hace menos propenso a la ideación suicida; y las personas que han sido expuestas a la violencia física y/o sexual pueden estar en riesgo significativo, ya que esto se vincula con la ideación suicida.
Factores interpersonales:
Identificaron principalmente que el apoyo de mamá es indispensable para evitar la ideación suicida al disminuir los niveles depresivos y de ansiedad, pero el apoyo paterno no logra moderar estos síntomas. Se hace hincapié en que los factores que más influyen en los jóvenes recaen en los padres por sus relaciones conflictivas, vida familiar inexistente, ausencia en el hogar, divorcio, bajo apoyo, la baja supervisión, disfunción familiar y estilo autoritario.
El apoyo social puede en muchos casos moderar la relación entre la sintomatología depresiva y la ideación suicida; siendo el apoyo familiar la interacción más fuerte, seguido de apoyo de una persona significativa, el apoyo en la escuela y el apoyo de los amigos.
Hay que añadir que otros factores interpersonales que influyen en la ideación suicida son las discusiones, la ruptura con una pareja romántica, el abuso emocional y los intentos de suicidio en personas cercanas.
¿Qué se debe hacer?
La ideación suicida se relacionó con la regulación emocional, el estado de ánimo, el consumo de drogas, el género, los problemas económicos, el apoyo familiar, la violencia, la ruptura con la pareja romántica, la religión y el apoyo social.
Las psicólogas afirman que las perdidas por suicidio pueden prevenirse si se interviene de manera oportuna, por eso es importante que frente a una conducta suicida se preste atención a las tres principales señales de alerta:
- 1. Personas que tienen enfermedad crónica
- 2. Personas que se sienten aisladas y que no pertenece a algún núcleo social
- 3. Personas que se consideran una carga para su entorno.
Esto permitirá que se puedan generar estrategias adecuadas de intervención y se activen rutas de apoyo social, emocional, económico, laboral y escolar.
¿Cómo actuar ante casos de conducta suicida? La docente Ángela Caro, del Politécnico, afirma que “es importante escuchar a la persona, sin juzgar, hacerle saber que estamos ahí para apoyarla. En ese mismo momento debemos activar las distintas rutas para que la persona pueda ser atendida, estas pueden ser estar en el contexto universitario o las rutas distritales para atención, para que desde allí puedan dar la atención que se requiere. Además, es importante no dejar sola a la persona con conducta suicida, acompañarla hasta que logre estar en la calma».
“Por su misma naturaleza, nunca podemos entender todas las razones detrás, pero en la medida en que se estudie más esta problemática, se desarrollen acciones concretas, se cree mayor conciencia sobre los temas de salud mental, mayor comprensión pública sobre los factores, causas y señales, se desmitifican las falsas creencias, se habla sin tabú del tema y se combata la lapidación social, más fácil será prevenir los casos, que encontrar resoluciones a los mismos”, explicaron las docentes.
El panorama es mucho más preocupante si se evalúan las acciones que se están tomando para mitigar esta problemática. En Colombia solo hay dos profesionales en salud mental por cada 100.000 habitantes, lo que evidencia el difícil acceso a los servicios de salud mental.