A bordo de una bicicleta especialmente acondicionada con dispositivos que miden la intensidad de los sonidos, expertos en ingeniería mecatrónica recorren las calles de Bucaramanga con el fin de hacer mediciones de ruido y determinar cuáles son los puntos de la ciudad con mayor contaminación auditiva, generada por el tránsito de los automotores y el caos vial.
Se trata de una investigación a través de la cual se levanta un inventario sobre aquellos corredores viales y los tramos en donde los decibeles aumentan de manera recurrente, sobrepasando los límites establecidos en las normas y generando riesgos contra la salud humana.
De manera preliminar, la fase inicial de este estudio ya arrojó resultados mediante los cuales se detectaron varias zonas en donde continuamente se superan los 80 decibeles, un rango de ruido que afecta seriamente la calidad de vida de las personas, según lo señalado por expertos.
Una de las zonas con más impactos negativos registrados hasta el momento es la intersección vial que existe entre la Avenida González Valencia y la carrera 27. Es uno de los puntos más neurálgicos a raíz del gran flujo vehicular que existe.
En la primera fase de este proyecto, que se desarrolla con la participación de investigadores de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, se realizaron mediciones en el área comprendida entre las carreras 27 y 33, y entre la calle 56 y el Mesón de Los Búcaros.
Según lo anunciado por los líderes de esta iniciativa, el objetivo trazado es realizar dichas mediciones en el perímetro urbano, con el fin de diseñar el mapa acústico de la capital santandereana y alertar cuáles son las zonas con mayor exceso de ruido.
Cinco de los corredores más ruidosos
En las vías que se mencionarán a continuación, los investigadores detectaron que el grado de ruido excede continuamente los 80 decibeles, una medida que se considera contaminación auditiva, debido a los impactos negativos que ocasiona en las comunidades aledañas.
* Avenida Quebradaseca con carrera 33.
* Carrera 27 con calle 32.
* Carrera 27 con calle 56.
* Manzana que rodea el parque Las Palmas.
* Carrera 33 con calles 47 y 48.
Conforme con lo indicado por la Organización Mundial de la Salud, OMS, se aconseja a las personas estar expuestas, como máximo, a 70 decibeles de ruido. Después de dicho límite se generan diversos riesgos contra la salud.
Trastornos, pérdida de audición, hipoacusia (incapacidad total o parcial para oír en uno o ambos oídos), y estrés, son algunos de los impactos negativos que genera la contaminación auditiva en la calidad de vida de los ciudadanos.
“En vías como la Avenida Quebradaseca y en puntos como el Mesón de Los Búcaros los niveles de ruido se exceden debido al tránsito frecuente de vehículos de carga pesada”, explicó Gerardo Andrés Torres Villamizar, estudiante de noveno semestre del Programa de Ingeniería Mecatrónica de la Unab.
La falta de cultura también influye
Además de la gran cantidad de vehículos en tránsito y de los fuertes sonidos que producen sus motores, otro de los factores generadores de ruido en las vías de Bucaramanga tiene relación con la impaciencia de muchos conductores que utilizan de manera desmedida el pito, claxon o bocina.
“En el caso de corredores como la carrera 33 existe gran índice de ruido debido a la congestión que se registra”, señala este investigador de la Unab.
A pesar de las señales de tránsito que existen en las afueras de los centros médicos, mediante las cuales se advierte que está prohibido pitar, los pacientes que se encuentran en clínicas también están expuestos y sufren la contaminación auditiva que se genera con el tránsito vehicular. Miles de conductores irrespetan este tipo de señalética y regulaciones.
“Con base en la norma que actualmente rige en Colombia sobre ruido (Resolución 0627 de 2006), encontramos que sectores con presencia de centros médicos, como alrededores de las clínicas Comuneros y Bucaramanga, tienen una contaminación auditiva bastante alta”, advirtió Torres Villamizar.
Un estudio de “bajo costo”
Básicamente, este estudio se realiza a bordo de una bicicleta convencional que fue adecuada con dispositivos de medición, para registrar con exactitud los grados de ruido a medida que el vehículo avanza.
“Ganamos una convocatoria de 5.000 Euros, realizada por la Universidad Politécnica de Cataluña, en España. Este logro nos permitió adquirir un sonómetro de alta resolución y digital, y adicionalmente un calibrador”, informó Jéssica Gissella Maradey Lázaro, docente del Programa de Ingeniería Mecatrónica de la Unab
Conforme con lo indicado, se espera que en 2023 se publique un documento científico sobre dicha investigación y el mapa acústico de Bucaramanga.
“La idea es abarcar todo el perímetro urbano de Bucaramanga, y si el proyecto continúa creciendo realizar esta investigación igualmente en Floridablanca, Girón y Piedecuesta”, resaltó Maradey Lázaro.
Dicha información estará disponible para la ciudadanía.
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