De los 13 pilares que mide el Índice de Competitividad Departamental, IDC, Santander bajó su puntaje en nueve, es decir, el 69,2 % de lo calificado; mientras que solo subió punto en cuatro.
De entrada, esta calificación pone en evidencia que Santander retrocedió en la evaluación de su competitividad anual para el 2023, si se compara con el 2022.
Así lo remarcó el Consejo Privado de Competitividad. “Los resultados evidencian un deterioro del desempeño competitivo del departamento”.
Por ejemplo, en la nota general, Santander registró una puntuación de 5,99 sobre 10, ubicándose en la sexta posición entre los 33 territorios que evalúa el IDC 2023, manteniendo la casilla, pero con una disminución de 0,2 puntos respecto al IDC 2022, cuando la calificación ascendió a 6,21.
Hoy Santander se posiciona por detrás de Bogotá, Antioquia, Atlántico, Risaralda y Valle del Cauca, y por delante de Caldas, Quindío y Cundinamarca.
Hay que recordar que esta medición está a cargo del Consejo Privado de Competitividad, CPC, y la Universidad del Rosario, quienes presentaron ayer, por décima vez consecutiva, los resultados de su Índice Departamental de Competitividad para los 32 departamentos del país y Bogotá.
El CPC también aclaró que se introdujeron unos cambios en la medición por lo que se imposibilita la comparación del IDC 2023 con publicaciones de años anteriores. No obstante, esta versión ofrece un recálculo para los cuatro últimos años para el análisis.
Lupa a la calificación
Vale la pena mencionar que el departamento alcanza su mejor desempeño en el pilar de sofisticación y diversificación en el que registra una calificación de 9,04 sobre 10. Y su peor desempeño lo registró en el pilar de sostenibilidad ambiental, con 4,12 puntos.
Asimismo, en términos de rankings, se destaca el pilar de educación básica y media porque Santander ocupó el segundo puesto de la medición, con 7,96 puntos. La otra cara de la moneda se la llevó el pilar de infraestructura, que se ubicó en la casilla 18 entre 33, con un puntaje de 4,36.
Un dato que encendió las alarmas en la región fue la drástica caída en el pilar de sostenibilidad ambiental, al pasar del primer puesto del ranking al 13, y presentar una contracción -1,7 puntos, la más fuerte de Santander para esta medición. Esto contrasta con las alzas de los pilares sofisticación y diversificación, y mercado laboral, cada uno subió en 0,7 puntos, las más altas de la región.
De esta manera, Santander concentra sus desafíos más importantes en los pilares de sostenibilidad ambiental y en infraestructura en los que registra calificaciones inferiores a 5 sobre 10.
Bien
Juan Hernando Puyana, director de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación de Santander, reconoció que Santander en esta versión del IDC reitera su fortalece en el capital humano y educación, en variables asociadas a cobertura y calidad, pero con falencias en deserción e inversión.
“Nos va bien en innovación, educación superior y formación para el trabajo. Esto demuestra que hay un ecosistema de ciencia, tecnología e innovación consolidado asociados al principal recurso, el humano, con estas capacidades podremos mejorar más”, resaltó Puyana.
Por su parte, Raúl Julián Serrano, secretario de Competitividad y Productividad de Santander, aseguró que el departamento se mantiene en el top 10, pero otras regiones crecieron a mayores velocidades que Santander, incluso encontraron la estrategias para acelerar su competitividad en corto y mediano plazo.
Coincide con Puyana en que la sofisticación, diversificación, innovación, mercado laboral y negocios son algunas fortalezas del departamento, al igual que el pilar de educación, que ubica a la región en lo más alto del ranking.
Mal
Serrano precisó que los factores que jalonan hacia abajo la competitividad de Santander son la sostenibilidad ambiental y su infraestructura vial. Así lo ve también Puyana, quien enfatizó que infraestructura es el peor calificado de los pilares para la región.
“En particular, nos va mal en infraestructura vial. Esto ya es reiterativo en las mediciones de esta variable, ocupamos la posición 24 de 33. Además, hay fallas en conectividad interna y aduanas. Sin estas condiciones básicas no podemos ser competitivos. También hay otras falencias asociadas a servicios públicos como la cobertura de acueducto y alcantarillado”, explicó el director de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación.
Otro pilar que no pasó con buena calificación fue el de instituciones. Sobre esto, el secretario de Competitividad reconoció que falta más articulación entre empresarios, sector público y ciudadanos en los municipios.
Puyana agregó que se deben monitorear variables como regalías y su gestión, en la que Santander ocupa la casilla 31 de 33, y transparencia en el uso de las regalías, donde se ubicó en 30 de 33.
Finalmente, el pilar de sostenibilidad ambiental. Ante esto, Serrano insistió en que mejorar este aspecto debe ser tarea de todos con programas y estrategias de sostenibilidad, economía circular, negocios verdes, empresas que fabriquen productos amigables con el medioambiente, y la academia con cátedras de negocios ambientales y sostenibles.
Puyana dijo que Santander se raja en emisiones de CO2 de fuentes fijase al ocupar la posición 26 de 33. También la medición reveló que hubo una caída sustancial en inversiones de servicios ambientales.
Desde la academia
Isabel Cristina Rincón, decana de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Udes, precisó que, en términos generales, la competitividad de Santander se mantiene. Sin embargo, al realizar una radiografía por pilares, se observan resultados desalentadores y otros mejores.
“Cabe destacar que Santander gana una posición tanto en educación básica como en sofisticación y diversificación. Algo que se esperaba, la región ganó posiciones en mercado laboral, con seis casillas”.
Rincón advirtió que todos los sectores en Santander deben prestarle atención a los pilares en los que la región se ‘raja’, como infraestructura, instituciones y sostenibilidad ambiental.
“Esto demuestra que Santander no ha realizado una muy buena gestión en los últimos dos años. Recordemos que en la versión de 2020 Santander fue la cuarta región más competitividad, y en la edición de 2022 ocupó la tercera casilla. Aunque no se pueden comparar, esto evidencia que otras regiones lo están haciendo mejor”.
La académica concluyó que la infraestructura de la región es pésima, dificulta el transporte terrestre, tanto de turistas como de mercancía. De nada sirve invertir en turismo, si a las personas de afuera les es difícil llegar. “Tampoco hay que sacar pecho con la informalidad y economía de rebusque que no impacta en los demás aspectos de la competitividad. Además, nos rajamos en las instituciones públicas, en adopción de tecnologías, incluso en salud, que era uno de los pilares destacados de la región”.