“Lo más bonito de ser tendero es atender a la gente y ayudar a aliviar sus problemas”, esto dicen Juan Bautista Mendoza Reina y su esposa Eugenia Reina de Mendoza, quienes son propietarios del micromercado La Proveedora en el barrio Manuela Beltrán de Bucaramanga.
Llevan 33 años en este sector y siempre cumpliéndole de la mejor manera a sus vecinos, y aunque no fueron buenos sus comienzos, su esfuerzo y la dedicación, los llevaron a mantenerse.
“Nosotros llegamos aquí al barrio el 2 de febrero de 1990. Veníamos derrotados por la violencia. Y El único refugio que teníamos era este, después de tenerlo todo lo perdimos. Y lo más terrible, la vida de mi hermano”.
“Pero con el valor, la capacidad y la ayuda de Dios, nosotros llegamos aquí y arrancamos de cerro. Así formamos nuestra tienda”, comenta don Juan, de Rionegro, Santander, y a quien la vida le tenía preparada una segunda oportunidad, al lado de su familia.
La ‘chispa’ de tener negocios la traían cuando estaban en el Magdalena Medio. Como venían con la vena del comercio de toda la vida no les quedó grande montar en este sector de Bucaramanga un negocio rentable.
“Emprendimos y gracias a Dios pudimos salir adelante. Especialmente haber educado a nuestros tres hijos. La vida nos volvió a sonreír, ellos pudieron ser profesionales y nosotros a compartir con la gente”, comenta Juan.
El micromercado se llama La Proveedora, pues era el nombre que le tenían a un antiguo negocio.
“Seguimos con la tradición. La gente salía del campo y había una palabra que ellos mencionaban: voy a proveerme de los productos y de ahí nació La Proveedora”, dice Juan.
Sus años le han enseñado siempre a ser positivo en la vida y por esto le ha ido bien en el servicio al cliente.
“Les digo a todos los tenderos que no desfallezcan. Lo importante es ser un tendero líder y emprendedor. Muchos están jóvenes y tienen todo el poderío para seguir con las ganas, pues esta labor es maravillosa”, comenta.
Pero así como ha sido agradecido, su labor ya tiene una fecha de retiro.
“33 años aquí, y allá duramos 10 años, creo que ya es hora. Mis hijos me han llamado que ya es hora de decir adiós y salir a descansar. Esto toca como cuando usted le va a quitar el tetero a un niño, ¿no? Toca de a poquito”.
“Es momento de darle las gracias a la gente que pudo compartir con nosotros muchos años, pero también a las empresas que hicieron posible que nosotros tuviéramos el negocio. Y más que las empresas, a los vendedores. Porque yo siempre fui, y digo que los tenderos debemos ser amigos de los vendedores”, dice.
Por el momento, una de ellas asumirá el negocio, mientras ellos irán a disfrutar del ‘fruto de este árbol’, que por muchos años cosecharon.
