La comunidad no sale del estupor tras una particular fiesta de celebración de 15 años, organizada en el área social de un conjunto residencial situado en el sur de Bucaramanga, que al final terminó siendo sólo el ‘parapeto’ de una convocatoria, vía redes sociales, a más de 100 jóvenes que llegaron allí para consumir licor y drogas alucinógenas.
La denuncia, que fue protocolizada por varios vecinos de la referida unidad residencial, conminó a la Policía Metropolitana de Bucaramanga, Mebuc, a efectuar allí un ‘operativo de control’.
Al llegar al lugar, sorprendieron a jóvenes, entre 13 y 18 años, consumiendo bebidas embriagantes y estupefacientes. Además, les encontraron elementos corto punzantes, preservativos e incluso un arma traumática.
La situación encendió las alarmas entre los vecinos del lugar, sobre todo, por los alcances que pueden tener las ‘ollas del microtráfico’ al interior de sus propios apartamentos.
Además, según las autoridades policiales, “las redes sociales se están convirtiendo en las ‘mejores vías’ que tienen los vendedores de sustancias alucinógenas para comercializar sus productos en la juventud”.
Los delincuentes les están ofreciendo a los jóvenes consumidores la oportunidad de comprar en muchas plataformas cannabis, analgésicos sujetos a prescripción médica y otras sustancias fiscalizadas, además de los licores. Esta es una grave situación, pues los jóvenes son presas fáciles de este tipo de estrategias ilícitas.
La denuncia coincide con los últimos registros de consumos de drogas ilegales y de licores entre los adolescentes, los cuales han aumentado en un 13% con respecto al año pasado.
De acuerdo con el concejal, Jaime Andrés Beltrán, quien con su equipo de trabajo ha adelantado durante los últimos años una rigurosa investigación e incluso ha liderado campañas en contra de estas prácticas juveniles, “las redes del microtráfico que operan en la ciudad han penetrado a todos los niveles y no solo en los conjuntos residenciales, también lo han hecho en los entornos escolares e incluso dentro de los colegios”.
“Recordemos que hace poco denunciamos que son los mismos alumnos de los planteles quienes ingresan brownies y paletas con marihuana, dosis de clonazepam y otras drogas en los forros de sus celulares, para luego venderlas a sus compañeros, pasando desapercibidos a la vista de maestros y directivas”, afirmó Beltrán.
“Lo que sucedió este fin de semana en el citado conjunto residencial, en donde los jóvenes se congregaron tras citarse a través de redes sociales, es otra forma con la que se están vulnerando la salud y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes de la capital santandereana”, añadió.
Recordó que “temas como la aprobación de la dosis personal hizo que, de manera absurda, los jóvenes crean que pueden acceder a estas sustancias sin el menor reparo”.
“En el tema del porte de armas, es claro que esto ya no es solo un asunto de ‘parches’ o de pandillas en barrios de estratos bajos. Ahora el joven en Bucaramanga siente que debe portar armas porque está de moda o porque las ven como necesarias para moverse en ese mundo de la drogadicción”.
A su juicio, “es preciso trabajar en el fomento de los valores al interior de los hogares y también es preciso garantizar la aplicación de la autoridad, que incluye operativos como el que se hizo en ese conjunto residencial y más medidas de vigilancia”.
Para Johanna Cárdenas Acevedo, directora del Programa Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos, “es preocupante que niños, niñas y adolescentes estén participando de actividades ilegales como son los consumos de drogas y licores y el porte de armas, con el pretexto de celebrar un cumpleaños. Esto evidencia que los temores de los ciudadanos con quienes hemos conversados desde nuestro programa son realidades que viven muchas personas”.
“Es importante que las familias se involucren en la vida de los jóvenes y estén atentos a sus comportamientos. Estas deben ser el primer lugar de contención y apoyo para resistir presión de amigos u otras causas que llevan a muchos a tomar estas malas decisiones; que no solo los pone en riesgo a ellos como individuos y familias, sino a todos como ciudad, al aumentar factores de riesgo que conduzcan a otro tipo de problemas”, añadió.
“De igual forma, las autoridades deben tomar medidas para abordar las causas de estos comportamientos, incluyendo la prevención del consumo de drogas y trabajar para crear entornos seguros y saludables para los jóvenes”.
¿Quién solicitó el salón social?
Para Ramiro Serrano Serrano, experto en temas de propiedad horizontal, “en todo esto recae una gran responsabilidad en los dueños de apartamentos que solicitan esos salones sociales para la realización de dichas reuniones en los conjuntos residenciales”.
Citó el artículo 29 de la Ley 675 de 2001, “que habla de las sanciones y las restricciones al uso y goce de bienes de área común como salones comunales y zonas de recreación y deporte”.
“La persona que solicitó esa área social en el conjunto residencial, para la fiesta de este fin de semana en donde se realizó esa ingesta de estupefacientes y licores, deberá responder por lo sucedido”, puntualizó.
Habla el Municipio
El secretario del Interior del Municipio, General (r) Manuel Antonio Vásquez Prada, informó que de la mano de las autoridades policiales y de la Fiscalía se han ejecutado importantes golpes “que le apuntan a desestabilizar estos grupos que están dedicados a la fabricación, tráfico y distribución de sustancias psicoactivas en Bucaramanga”.
Reconoció la grave situación que viven los jóvenes de la ciudad con el tema de la drogadicción; sin embargo dijo que “estamos trabajando no solo en campañas de prevención, sino que a través del grupo de educación. Se han desarrollado importantes actividades en los entornos priorizados de Bucaramanga”.
Precisó que, “a través de los instructores integrales que luchan contra el consumo de sustancias psicoactivas, se ha logrado la intervención de instituciones educativas a través del programa escolarizado para la prevención, informando de esta manera a más de diez mil estudiantes, docentes y padres de familia”.
