Seis años le han servido a Miguel Ángel Ronderos Quintanilla para enrolarse con el negocio de las tiendas o supermercados.
Con tan sólo 36 años, ya administra un fruver en la vereda Acapulco de Girón y ayuda a su madre en otro en Ruitoque Alto.
“Siempre hemos estado con mi mamá en el comercio. Ella, Silvia Rosa Quintanilla, lleva muchos años en la atención de clientes con su supermercado y yo con el fruver”.
“Es una tradición familiar y que yo le seguí los pasos, me gusta lo que hago, aunque nos toca llenarnos de paciencia, pero buscamos satisfacer las necesidades de nuestros clientes”, sostiene Miguel, bumangués que desde muy pequeño se fue a vivir a esta zona de Girón.
Para él, atender de una buena forma, ser amigable y poder hacer que el cliente vuelva es uno de los temas más importantes para que el negocio crezca.
“Lo más bonito de tener la tienda es la atención. El cliente es bueno y puede ser constante si uno le brinda lo mejor. Saber llegarle y mantener una relación con educación hace que por mucho tiempo esa persona se mantenga como cliente”, comenta.
Su tienda está ubicada cerca a la plaza central de Acapulco. Todos los días abre a las 6:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche; como muchos, hace una pausa de una hora al mediodía para poder descansar.
“Mi hermana y una prima me ayuda en la atención de los clientes. Yo estoy pendiente que todo esté bien surtido y no falte nada. Frutas, verduras, pollo, carne, pescado y víveres están dentro del comercio que nosotros vendemos”, comenta.
Frente a el alza de los precios en el último tiempo de la canasta familiar, es claro en decir que se trabaja dependiendo de cómo esté el costo cada día.
“Nosotros tratamos de combinar precio y calidad. Acá en este sector hay competencia y hay que buscar alternativas. Tratamos de manejar calidad, servicio y siempre tener un buen surtido”, puntualiza.
Miguel Ángel por el momento continuará de arriba abajo en los dos negocios y en un futuro, ampliar los puntos y continuar ese legado que por tradición ha mantenido su madre.