Desde 2017 las autoridades locales pusieron en marcha un proyecto novedoso en la capital santandereana, para tratar de eliminar los puntos críticos por la indebida acumulación y disposición de residuos sólidos por parte de la ciudadanía e, incluso, por parte de comerciantes.
El Gobierno de Bucaramanga, la Emab y el AMB unieron esfuerzos para instalar cerca de 1.500 contenedores de basura en un centenar de puntos críticos de la capital santandereana. Varios de ellos se ubican, por nombrar un sector de la ciudad, sobre el concurrido Paseo del Comercio, entre las carreras 14 y 19.
Igualmente se ubicaron en sitios neurálgicos de vecindarios, en donde habitualmente comunidades arrojaban sus desechos a cielo abierto en zonas verdes y andenes.
Pero más de cinco años después de que se puso en marcha dicho proyecto, estos contenedores desaparecieron en varios sectores de la capital santandereana.
A pesar de que se invirtieron más de $2.000 millones para la compra e instalación de dichos recipientes, se calcula que más del 50% de estos objetos están fuera de servicio. Muchos de ellos, según las autoridades, fueron vandalizados, hurtados y sufrieron graves daños.
Las opiniones están divididas. Mientras un sector de la ciudadanía reconoce que los contenedores son de gran utilidad y que generaron orden en la disposición de residuos, otra parte de la población considera que la iniciativa “fracasó”.
Desde la Empresa de Aseo de Bucaramanga, Emab, se reconocieron las fallas cometidas en la ejecución de esta estrategia y se informó a Q’hubo que la idea es continuar con el desarrollo de este programa en áreas urbanas del municipio.
“¿Dónde están los contenedores?”
Tras las quejas recibidas por varios usuarios, Q’hubo recorrió diversos sectores de la ciudad y comprobó que en muchos puntos fueron retirados estos recipientes para desechos.
En los parques Santander y San Pío fueron desinstalados. De igual forma, a lo largo del Paseo del Comercio se instalaron en tres puntos y todos ellos se eliminaron.
En barrios como La Universidad, Santander y San Francisco también se retiraron estos elementos.
“En muchas esquinas del Centro ahora se ven arrumes de basura. Los vendedores informales que usaban estos contenedores ahora dejan sus desechos en los andenes y esquinas. ¿Dónde están los que se instalaron?”, manifestó uno de los lectores de Q’hubo.
“Mejor que los quitaron, eso no sirvió”
Al entrevistar a comerciantes formales y vendedores informales de la zona céntrica de la ciudad, todos manifestaron su inconformismo contra esta estrategia. Según señalaron, los desórdenes de basura empeoraron en aquellos puntos en donde se instalaron estos recipientes.
“Fue un fracaso. Además del estorbo que hacían, acá en la calle 35 los habitantes de calle se metían en esos contenedores a buscar reciclaje, incluso para hacer necesidades del cuerpo. Lo que se generó fue más suciedad. Los negocios sacaban muchos residuos y el contenedor resultaba pequeño. Pienso que también falta más cultura ciudadana”, expresó Alicia Ardila, comerciante del Paseo del Comercio.
La falta de reparaciones en estos recipientes también ocasionó una percepción negativa en la ciudadanía.
“Ya estaban muy dañados, casi desbaratados. Les faltaban las tapas, varios estaban sin ruedas. Mejor que los quitaron, ese proyecto no sirvió”, señaló Jorge Luis Sandoval, vendedor de fruta.
En algunos barrios sí sirvió la estrategia
En barrios como Los Colorados, Morrorrico y El Sol, entre otros, encontramos la ‘otra cara de la moneda’. En dichos vecindarios las comunidades resaltan las bondades de este programa, ya que se logró la eliminación de los denominados puntos críticos.
“Desde el primer día que recibimos los contenedores, los líderes del barrio decidimos que les debíamos poner cadenas y candados, para evitar el uso indebido. Lo que acordamos es que los contenedores se deben abrir solamente un día antes de que pase el camión recolector”, indicó Juan Bautista, presidente de la Junta de Acción Comunal, JAC, del barrio El Sol.
Las estadísticas oficiales de la Alcaldía de Bucaramanga advierten que, anualmente, se llegan a disponer indebidamente hasta 1.000 toneladas de desechos en espacios públicos como zonas verdes, andenes, plazoletas y separadores viales.
“Además de que se mantienen cerrados, cada ocho días se lavan estos contenedores. Actualmente tenemos nueve recipientes. Es cuestión de cultura ciudadana y organización entre los vecinos”, agregó Bautista.
¿Qué dice el Gobierno Local?
El Gerente de la Emab, Hélbert Panqueva, fue designado por la Alcaldía de Bucaramanga para responder las interrogantes sobre este tema. El funcionario reconoció que “los contenedores se compraron entre AMB, Alcaldía y la Emab. En su momento se quiso copiar procesos que se aplican en ciudades como Barcelona (España). Aunque funcionaron en algunos sectores, la mayoría no se usaron adecuadamente”.
En 2017 se invirtieron alrededor de $1.700 millones para la adquisición de 1.750 contenedores, de los cuales se entregaron cerca de 1.500 para Bucaramanga, y el resto para Floridablanca y Girón.
Posteriormente, en 2019, se invirtieron otros $436 millones para la instalación de 15 puntos limpios en la capital santandereana, cada uno de ellos conformado por tres contenedores.
“En algunos sectores fue la misma comunidad la que solicitó el retiro de los contenedores, porque se terminaron convirtiendo en puntos críticos. El contenedor por sí solo no funciona, se necesita orden, cultura y pedagogía. Sí son necesarios, pero la gente debe ser consciente a qué hora saca los residuos. Es muy buena la iniciativa, pero se debe acompañar de permanente sensibilización”, explicó el funcionario.
Panqueva dejó en claro que este programa “sí seguirá”. Agregó que están “arreglando los contenedores y nuevamente los estamos entregando en comunidades”.
