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Los Lizcano y sus cultivos de mora en la vereda Planadas, Piedecuesta

El trueque de semillas de azucenas por unas de moro fue el momento exacto en el destino de la familia Lizcano para dedicarse durante varias generaciones a este cultivo insignia de Piedecuesta.

A tan solo 30 minutos del casco urbano de Piedecuesta queda ubicada Planadas, una vereda en la que la mora se siembra y crece con el compromiso de familias como la de Luiyin Yesid Lizcano, un joven de 18 años cercano a este cultivo desde que tiene memoria.

“Las primeras matas las trajo don Elif Echeverría y de ahí mi nona, Margarita Camacho de Lizcano, contaba que ella le cambió a don Elif unas semillas de Azucenas por semillas de Moro”, recuerda Luiyin.

Este cultivo insignia de los piedecuestanos se transporta en turbos, camiones y camionetas. Sin embargo, cuando la lluvia cae en Planadas, la carretera destapada presenta complicaciones para el transporte de este cultivo que, en su mayoría, tiene rumbo directo a la Central de Abastos de Bucaramanga.

“El campesino tiene que sudar, trabajar, mojarse a veces y gastar de su dinero”, resalta Luiyin Yesid, quien es enfático que las ventas son complicadas por los precios a los que suelen comprarles la mora. La planta en la que crece el fruto se le conoce como moro, la cual debe tener cuidados especiales para que puedan crecer las moras tan insignias de estas tierras. “Al moro hay que cuidarlo mucho. Hay que abonarlo, podarlo, fumigarlo y deservarlo”, explica Luiyin Yesid, quien habla de los altos precios de los insumos que permiten el buen estado de la planta.

Además de los costos, que cada día son más altos en el campo, el joven Lizcano cuenta que los precios en los que compran la mora en Centroabastos no reflejan el arduo trabajo de los campesinos.

Toda una vida con la mora

Luiyin Yesid lleva el nombre de su familia en alto y recuerda la labor tan importante de sus abuelos para el presente de las veredas cultivadoras de mora en esta zona de Piedecuesta.

El joven cuenta que su abuela, Margarita Camacho de Lizcano, quien falleció el pasado diciembre de 2022, fue una costurera y lideresa campesina que logró avances importantes para las veredas Zaragoza y El Polo.

Su abuelo, Fernando Lizcano Maldonado, también fue un hombre con historia, pues fue presidente de las Juntas de Acción Comunal en Planadas y Zaragoza.

“Estando joven ayudo a la construcción de la carretera y gestionó la carretera de Zaragoza a Miraflores”, recuerda el nieto de esta pareja de esposos que hoy siguen siendo recordados por sus aportes al campesinado.

“Sin el campo, la ciudad no es nada”, agrega este joven, quien representa la nueva generación de la familia Lizcano a cargo de las moras que se cultivan y crecen en las frías tierras de Planadas.

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