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‘Yo amo Villa Lina’, una colorida iniciativa en Piedecuesta

Los miembros de la Junta de Acción Comunal de este barrio se pusieron ‘manos a la obra’ y construyeron este letrero a la entrada de Villa Lina, que permite diferenciarlos de otros barrios de Piedecuesta.

Lo que surgió como una idea para celebrar la fundación del barrio Villa Lina, se convirtió en un proyecto colorido y nunca antes visto en las urbanizaciones de Piedecuesta.

Se trata del letrero en tercera dimensión, ubicado justo en la entrada, que lleva el nombre de ‘Yo amo Villa Lina’, una iniciativa de los miembros de la Junta de Acción Comunal que les tomó más de un mes para la construcción de sus letras en cemento, el traslado al lugar y la pintura de las mismas.

Los hace únicos

Wilson Antonio Rincón Moreno, presidente de la JAC de este barrio piedecuestano, cuenta que era usual que los visitantes los confundieran con barrios aledaños como Campo Verde o Bariloche, por lo que surgió la necesidad de un distintivo que los diferenciara de los demás.

“A raíz de eso nace la idea y conté con los compañeros de la Junta. Ellos me ayudaron a plasmar la idea y se sacó adelante”, cuenta Rincón, quien asegura que otros presidentes de Juntas de Acción Comunal del municipio lo han contactado para replicar esta idea en sus barrios. Asimismo, Wilson comenta que son el primer barrio en Piedecuesta en construir un letrero de este tamaño en tercera dimensión.

En conversación con Wilson Antonio, él cuenta que los habitantes de Villa Lina están contentos con la iniciativa, pues al tomar un transporte para llegar a sus viviendas se logra diferenciar a simple vista.

“Ellos se sienten muy contentos y muy halagados porque somos el primer barrio que tiene el nombre. Ya tenemos una identidad propia”, asegura el presidente de la JAC.

Los miembros de la Junta de Acción Comunal de este barrio se pusieron ‘manos a la obra’ y construyeron este letrero a la entrada de Villa Lina, que permite diferenciarlos de otros barrios de Piedecuesta.

Así se financiaron

Los líderes de esta Junta de Acción Comunal empezaron con recursos de sus propios bolsillos para comprar los materiales. Luego, al pasar las semanas, recibieron el apoyo de la constructora de Pedro Gómez y un día con un maestro de obra que fue suministrado por Óscar Santos.

Permisos legales

“Nosotros sacamos un permiso en la Secretaría de Planeación que nos costó $180.000 para poder realizar la obra y que fuera legal”, explica Wilson Antonio, quien asegura que incluyó una póliza de seguro para tener todos los papeles en regla para que William Hernández, Misael Jaimes, Manuel Lastre y Wilson Rincón pudieran ponerse ‘manos a la obra’.

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