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Pareja de abuelos se casó en La Foscal después de superar el Covid-19

El sueño más grande que tenía Elsa Orduz era casarse por la iglesia con su esposo Mario Álvarez, luego de padecer Covid-19 lo logró.

La habitación 922 de la Clínica La Foscal, fue el escenario de un amor que superó el Covid-19 y que por más de 45 años, se mantuvo vivo sólo con las firmas en la notaría.

Pero después de tanto, de haber vencido al virus que tiene con los pelos de punta a todos y que no es nada bueno, en especial con la gente de la tercera edad, Mario Álvarez, de 85 años, y Elsa Esperanza Orduz, de 83, se dieron el sí, no en un altar, pero sí bajo la iglesia católica, como tanto lo querían, necesitaban y soñaban.

El sueño no fue así exactamente, pero quizás, tal y como fue, será más memorable en sus vidas y en la de sus familias.

“Ese realmente fue un día muy especial que lo teníamos programado con mi esposa hace mucho tiempo.

“Por razones simplemente técnicas no habíamos podido realizar la ceremonia religiosa católica y felizmente realizamos en la Foscal, el momento que anhelábamos con todo el corazón”, señaló el feliz Mario luego de sostener en su hombro la cabeza de su amada.

Mario y Elsa tienen 85 y 83 años, respectivamente, no se habían podido casar por la iglesia, pero estuvieron unidos en matrimonio civil hasta hace unos meses que se casaron en la Foscal. /FOTO: TOMADA DE VIDEO

Hasta el lugar llegó el sacerdote, para hacer realidad el momento, pues Elsa, debido a las secuelas del coronavirus, no estaba pasando por su mejor momento.

Su hija, la actriz Martha Liliana Ruiz, contó lo que significó el evento.

“Para mí es muy emocionante poder participarles a ustedes del matrimonio de mi mamá con Mario, ellos llevaban 45 años juntos, se casaron por lo civil y siempre habían querido casarse por lo católico, pero la iglesia no anuló el matrimonio de mi mamá.

“El año pasado, cuando falleció mi papá, y ya fue más fácil, se pretendía realizar la boda, pero vino la pandemia y se aplazó. Luego el Covid atacó a mi mamá en septiembre, salió recuperada después, pero las secuelas fueron muy grandes y estaba luchando por recuperarse”, dijo.

Asimismo, contó que la mayor ilusión de la adulta mayor era casarse y fue unagran fortuna que la clínica lo permitiera.

“Estamos muy felices por el momento tan especial, estuvimos pocas personas y respetando

los protocolos de bioseguridad”.

“Ha sido una bendición cumplirle el sueño a mi mamá”, puntualizó Ruiz.

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