La Policía de Aratoca logró la captura de un jíbaro que estaba dedicado a vender alucinógenos durante las ferias y fiestas de este municipio.
Lo llamativo del caso es que el delincuente, con el fin de evitar los controles, se ingenió un extraño escondite para la mercancía.
El expendedor de alucinógenos usó una mogolla para guardar los narcóticos. La abrió y en su interior puso la droga.
Sin embargo, un patrullero de la Policía se percató que algo no estaba bien con el exquisito manjar y decidió verificar qué era lo que sucedía.
Al abrirlo se llevó la sorpresa que esta vez el famoso pan estaba cargado con droga. El hombre fue detenido y puesto a disposición de la justicia.