El alemán Nico Denz (DSM) fue el más rápido entre los cinco supervivientes de la escapada del día y se impuso en un reducido esprint en la sexta etapa de la Vuelta a Suiza, a entre Locarno y Moosalp, de 180 km, la primera gran cita de montaña que terminó con el danés Jakob Fuglsang (Israel Premier Tech) como heredero del maillot amarillo del ruso Vlasov, baja por COVID-19.
Denz (Waldshut Tiengen, 28 años) estrenó su palmarés en una prueba de World Tour con un triunfo trabajado, emocionante, y sobre todo ajustado, ya que fue precisa la foto de llegada para comprobar que se había impuesto, con un tiempo de 5h.11.14, por delante del francés Clement Champoussin (Ag2r Citrôen) y del español José Herrada (Cofidis).
El grupo de favoritos entró a 2.15 minutos sin que nadie sobresaliera entre los demás. El Ineos tensó en la última subida, Geraint Thomas pretendía asaltar el maillot amarillo, bien remolcado por Daniel Felipe Martínez, pero Jakob Fuglsang anduvo atento para mantener un maillot amarillo que le cayó encima antes de salir por el abandono de Vlasov, atrapado por el maldito virus.
Así que la jornada de este sábado podría resultar decisiva porque la general está en empate. Fuglsang le saca un segundo a Thomas y 10 al colombiano Sergio Higuita. Y si no decide nada la montaña, quedará la crono del domingo.
El pelotón salió mutilado seriamente por la catarata de casos de COVID-19 que obligaron a retirarse, primer el jueves al Jumbo, y el mismo viernes por la mañana al UAE, Alpecin y Bahrain al completo, y a varios corredores, entre otros al líder, el ruso del Bora Hansgrohe Alexander Vlasov.
No tomaron la salida 29 corredores, los hicieron en total 94 corredores de los 162 que iniciaron la ronda el pasado domingo. Hubo dudas sobre la disputa de la sexta etapa, pero el director de carrera, tras mantener un diálogo con la ACP, sindicato de corredores, UCI y los equipos, decidió que la fiesta debía seguir. Y salió la etapa.
Había montaña interesante. Enseguida se formó una escapada dispuesta a afrontar el primero de los dos puertos del programa, nada menos que el Nufenen, el paso de carretera más alto de Suiza, de categoría especial, de más de 20 km al 7,8 por ciento, y la azotea a 2.478 metros de altitud, donde el oxigeno ya llega con dificultad a los pulmones.
La expedición aguantó unida y bien avenida el gigante suizo y se lanzó a un interminable descenso y zona de llano de unos 60 km que les iba a dejar a la puerta del Moosalp (17,7 km al 7,6 por ciento), con la pancarta a 2.048 metros, donde estaba instalada la meta.
Cuando empezó la subida se movió la fiesta, pero no mucho. Ineos tiraba en la persecución con Omar Fraile de locomotora, a más de 5 minutos de la escapada, de donde habían salido dos hombres: Masnada, Denz y Simmoins, a los que se unieron a 3 de meta José Herrada y Champoussin. Un quinteto trepando a medida que se iba formando el rosario de perseguidores.
Delante estaban los laureles por la etapa, detrás el Ineos amagaba, pero no sacudía ni un triste golpe. Masnada fue el más ambicioso, tratando de resolver antes de ver la pancarta, pero siempre fue neutralizado. Incluso Simmons, que se había quedad descolgado, se volvió a enganchar para buscar la sorpresa. Pero no hubo manera.
Finalmente Denz asmumió el pulso con Champoussin y venció por centímetros, suficientes para recordar la etapa toda su vida. En el sector de la alta jerarquía, comodidad y cero agresión. Los favoritos firmaron tablas. Lo dejaron todo para el fin de semana. Con permiso del COVID.
Este sábado se disputará la séptima etapa, entre Ambri y Malbun, de 194,6 km.