Cuando fue fundado, este sector recibió el nombre de La Sabana. Después pasó a ser llamada La Laguna, pero tiempo más tarde, debido a la alta ubicación geográfica, decidieron ‘bautizarla’, en 1955, como La Cumbre.
Es el barrio más antiguo del municipio dulce, y uno de los más populares. Su gente se caracteriza por ser amable y ‘echada pa’lante’.
Los ‘patiamarillos’
Así se les llamaba a quienes vivían en La Cumbre. ¿La razón? Según la comunidad, como anteriormente la carretera no estaba pavimentada, las personas tenían que transitar por las calles ‘a pie descalzos’ o en ‘chancletas’ para no ensuciar sus zapatos.
Debido a esto, llegaban con las piernas completamente amarillas por el barro, y de lejos les gritaban: “llegaron los patiamarillos”. Así los reconocían a metros de distancia.
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A celebrar el ‘cumple’
El próximo 18 de julio La Cumbre estará de fiesta, pues celebrará 72 años desde su fundación.
“Se han creado grandes cosas en este barrio. Es un gran vividero”, aseguró Jorge Alirio, líder de La Cumbre.
Con 27 sectores, más de 83 mil habitantes y 5 mil extranjeros, se convirtió en el barrio más grande Floridablanca, motivo por el cual recibió el nombre de ciudadela.
Su estrato varía entre uno y dos. Es reconocido por darle vida a los famosos ‘Matachines’ que animan y dan color a las celebraciones del municipio.
Sus necesidades
Una queja común que mantiene a la comunidad inconforme, es el retiro de la tarima que estaba ubicada junto al conocido tanque de agua. “No sabemos cuál fue el motivo del retiro. Dicen que fue el anterior presidente de la JAC, pero nos dejaron sin dónde realizar los eventos culturales”, aseguraron.
Asimismo, desde hace dos años, los feligreses se quedaron sin un lugar para realizar su habitual eucaristía.
“Tumbaron el que estaba hace como 65 años, para construir el santuario arquidiocesano Nuestra Señora de Guadalupe. “Ahora las personas se reúnen al aire libre, o en los colegios para llevar a cabo la eucaristía”, dijo Jorge.
Otra molestia radica en la “desaparición” del ancianato, la biblioteca pública, el espacio de la Defensa Civil y un comedor comunitario que tenían lugar alrededor del tanque.
“El comedor fue cerrado por el Icbf, esta es la fecha y no sabemos por qué. Ahí los niños podían almorzar a un precio muy bajo”, aseveró Jorge Alirio.
A esto se le suma la falta de cámaras de seguridad y cornetas para ejecutar el protocolo de seguridad cuando se registre un robo, situación que tiene ‘azotada’ a la calle 30, desde la carrera primera hasta la doce.
“Nos hace falta más intervención por medio de la Alcaldía. Estamos muy abandonados en todo el tema de la malla vial, inseguridad. Queremos más participación del Gobierno Local. La Cumbre es lo más importante que tiene Floridablanca y no se ve la inversión social”, puntualizó Mauricio Solano, líder social.
PARQUES: Para el gran número de habitantes, La Cumbre carece de espacios para la recreación y el sano esparcimiento, según indicaron sus residentes. “No hay un recrear como lo tiene El Niza. Hay que cubrir las necesidades de los menores y el adulto mayor”. Además, la única cancha de tierra se encuentra en remodelación.
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SALUD: Frente a este tema, no existe un centro de salud completo que les brinde las urgencias necesarias. “No hay centro médico para suturas o reanimación”. Están obligados a acudir a otros sectores para poder recibir atención completa. “La Unidad Básica de Atención que prometieron quedó con los ‘ladrillos puestos’. No hay un hospital que cubra tantos habitantes”.
PLAZAS: Con la plaza de mercado tienen un ‘embolate’. Al día de hoy tienen dos: una pequeña y la tradicional Plaza de Mercado La Cumbre, desde hace más de 42 años. La primera está en proceso judicial “donde tienen que darle el poder a la JAC, porque se construyó por medio de líderes”.
EDUCACIÓN: Actualmente, el barrio cuenta con tres colegios oficiales: el Instituto Técnico La Cumbre, Colegio Técnico Industrial José Elías Puyana, y el Gonzalo Jiménez Navas. También, más de 4 sedes educativas privadas. Sin embargo, la comunidad aseguró que una gran mayoría de menores se encuentran sin acceso a la educación, debido a la falta de cupos en las instituciones, razón por la cual ‘ruegan’ por la construcción de un megacolegio.
SEGURIDAD: Cerca al parque principal hay un CAI que presta el servicio básico de seguridad; sin embargo, los ‘vecinos’ denuncian que la inseguridad está en aumento, por lo cual solicitan mayor atención y presencia de uniformados. “Hay que implementar más la unidad móvil para reducir la inseguridad”.
TRANSPORTE: El transporte informal tiene ‘la batuta’ en La Cumbre. “Acá se mueve mucho el ‘mototaxi’, colectivo, y el carro particular”. Los llamados ‘amarrillos’ no se quedan atrás. Además, se consiguen el servicio de transporte urbano y el Metrolínea, aunque sus rutas han cambiado debido al tamaño de las vías, pues la movilización de sus grandes buses causaban gran accidentalidad.
VÍAS: Como “un caos completo”, así definen los habitantes el estado de la malla vial en La Cumbre. Las calles 30 y 34, según ellos, son un “verdadero dolor de cabeza”. Llevan más de seis años a la espera de una intervención que mejore las calles del barrio. “La 30, que es el eje del comercio, está en pésimas condiciones. Eso afecta a todos los comerciantes”.
MATACHINES DE LA CUMBRE
Desde el año 1963 Floridablanca, el municipio ‘dulce’ de Santander, se viste cada diciembre de colores, trajes de tirantes, máscaras y sonrisas. Durante esta época, los Matachines se convierten en protagonistas de las calles del barrio La Cumbre. La tradición nació de Don Antonio Reyes, un boyacense, quien junto a su familia fueron los pioneros en registrar esta celebración. Fueron ocho personas las primeras en salir a las calles disfrazadas, con el fin de ‘contagiar’ a los vecinos de alegría en las fiestas decembrinas.
EL SENSACIONAL MANGO BOMBA
Silvia Carolina Gómez es una de los 3.600 comerciantes que laboran en La Cumbre, de los cuales 300 son ilegales y más de 2.000 legales. Hace 35 años vive en este barrio, que le ha dado su ‘trabajito’. A diario vende el famoso ‘mango bomba’ en su carrito verde.
Su queja como habitante se suma a la de la comunidad en general, “ las carreteras están muy malas. La principal es muy transitable y está horrible”. Testigo de la inseguridad del sector, asegura que “falta más vigilancia de la Policía, que todos nos unamos a cuidar nuestro barrio”.
SIN UN RECREAR
En el olvido quedó la promesa del Centro Cultural y Recreativo de La Cumbre. Más de 70 mil personas se quedaron esperando la entrega de un espacio diseñado para el entretenimiento de la comunidad. Han pasado más de siete años, en los cuales, como lo mencionó William Flórez, integrante de la Junta de Acción Comunal de este sector, “las autoridades locales se ‘tiran la pelota’ unos con otros, y nadie hace nada”. Al momento solo está la piscina, y un terreno en total abandono, lleno de melaza y basura, según indicó Flórez.