Míriam Mantilla de Parra fundó hace 57 años la tienda ‘Don Alberto’ en honor a su esposo ya fallecido.
Este negocio, que comenzó en el barrio San Francisco en 1.965 duró cinco años allá para luego llega al sector del Caldas, en Floridablanca.
Según doña Míriam toda la vida le gustó tener tienda y fue junto a Luis Alberto Parra (esposo) que lograron juntar unos pesitos para conseguir los recursos para comenzar.
“Toda la vida he sido de tienda. Ahorramos en ese tiempo con mi esposo y en un año juntamos el plante para comenzar con el negocio. Fue una sociedad con una cuñada, Josefina Parra y allí comenzamos”.
Al barrio Caldas llegamos en 1970. Duré 52 años con la tienda y hace cinco años mi hijo se encargó de ella. Es algo maravilloso poder atender a los clientes, se conoce mucha gente y sobre todo hay que tener respeto por los vecinos”, dice esta mujer, nacida en Rionegro, Santander.
Tradición familiar
Desde entonces, José Alberto Parra, más conocido en el Caldas como “Don Chejo”, tomó las riendas del negocio, mientras su mamá ahora me dedica a las labores del hogar.
“Trabajaba con un carro entregando mercancía y mis papás me dijeron que me encargara del negocio. Y eso hice, recibí el mejor consejo y le inyecté dinero, con más surtido”, comenta Chejo.
Para José Alberto el mejor tendero y el éxito de una tienda está en tener un buen surtido; desde elementos de ferretería hasta lo más indispensable de la canasta familiar.
“Hay que tener un buen genio, ser amables, escucharlos y atenderlos bien. En la tienda hay que tratar de tenerle a los vecinos todo, ser recursivos y dar un buen precio”.
Frente a las ventas y la inflación que ha tenido la economía, Chejo comenta que sí han bajado las ventas, sobre todo en productos como huevos, carnes, aceites y leches.
“Le toca a uno moverse a buscar precios económicos en el mercado. A los mismos impulsadores comprarle lo económico, pero que sea de calidad”, comenta.
Los vecinos
“Son bien, calidosos y compran bastante. Aún se mantiene la tradición de comprarle al tendero. Se mantiene relación más de amistad que de cliente. Aquí todo nos conocemos y eso hace un mejor ambiente”, dice José, quien abre su tienda desde las 6:00 a.m., todos los días.
Finalmente, una de las tradiciones que se mantiene en toda tienda es poder recibir y después pagar, estamos hablando de fiarle al cliente. Frente a esto José Luis manifiesta: “Tengo una cartera de 3 millones en créditos, pero aquí la gente es buena paga”.
Hoy y a futuro, José se proyecta ampliar su negocio, poder darle mayor comodidad a los clientes y así ser uno de los tenderos de mayor reconocimiento en su barrio.