La noche del jueves llegó a la vereda de Límites el féretro con el cuerpo de la menor de 16 años asesinada el pasado martes.
En la casa de su abuela, en una íntima velación, sus seres queridos lloraron a su niña, oraron por su alma, por su ‘eterno’ descanso. Se despidieron.
Un dolor que traspasó fronteras
Los habitantes de los municipios de Cáchira, Norte de Santander y de El Playón, Santander, se unieron en un solo sentir. Realizaron dos misas y una multitudinaria caravana para homenajear la vida de la pequeña y acompañar a la familia en el inconsolable momento.
En la mañana se celebró la primera eucaristía en la parroquia San Agustín, en el corregimiento La Vega, en Cáchira.
Hacia el mediodía una multitud de personas; entre estudiantes del colegio San Francisco de Asís, docentes, padres de familia, Defensa Civil y allegados, realizaron una calle de honor en la entrada de la parroquia Sagrados Corazones de El Playón.
Una gran ‘nube’ de globos blancos y morados se veía por el pueblo.
Luego, de nuevo, una gran caravana acompañó el coche fúnebre hasta el cementerio San José donde sepultaron a la niña.
Sus amigas del colegio no pudieron contener las lágrimas al recordar el carisma de ‘La flaca’ como le decían de cariño.
“Siempre tenía una cara de felicidad y una sonrisa, era una persona muy sencilla. Era perfecta”, expresó una de sus compañeras de colegio.
Sus docentes también se encontraban devastados. Una dolorosa realidad que se vive en todo el país trunca sueños de niños y niñas, vidas que apenas inician, vidas que ‘apagan’. “Era una estudiante que tenía muchos sueños que ahora no podrá cumplir. Es bonita la solidaridad que ha despertado entre los dos departamentos, este acompañamiento”, expresó un docente de la menor.
La niña de 16 años se convirtió en el ‘rostro’ de un flagelo que hay que erradicar. No más víctimas de depredadores sexuales.
