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Maryori Beltrán, una joven bumanguesa, murió en un accidente en Barrancabermeja

Conducir en aparente estado de embriaguez y no llevar puesto ningún elemento de seguridad, sería la causa del horrible accidente de tránsito que le costó la vida a Maryori Beltrán Lizarazo.

La joven de 25 años se movilizaba como parrillera en la motocicleta XTZ 125 de placa DWZ47D que conducía su amiga Yurley Camacho. El martes, hacia las 6:20 de la mañana, cuando se movilizaban por la vía del corregimiento El Centro de Barrancabermeja, fueron sorprendidas por la fatalidad al chocar de frente contra una palma de aceite.

¡Es Maryori, la vecina!

Los que alcanzaron a ver cómo la máquina descontrolada se salía de la vía e iba directo hacia el pastizal, solo podían echar cruces. Cuando escucharon el totazo y vieron a las tripulantes salir disparadas hacia el pasto quedando inconscientes, presumieron lo peor.

Al acercarse a auxiliarlas, de inmediato reconocieron a Maryori.

“Es la vecina, ella vive aquí en El Centro. Su mamá está fuera del país, unos tíos son los que viven aquí en Barranca. Hay que avisarles”, comentaron consternados los habitantes de El Centro en medio del tumulto de curiosos que llegaron a ver lo ocurrido.

Al llegar las autoridades, confirmaron que ya no había nada qué hacer por Maryori, el golpe le causó la muerte de manera instantánea. Yurley sí tuvo esperanzas. Aún respiraba y fue trasladada a la Clínica Reina Lucía.

El tráfico estuvo paralizado en lo que se realizaba el croquis y levantamiento del cuerpo.

Mientras observaban la fuerte escena, los testigos lamentaban la fragilidad de la vida y la joven existencia que se ‘apagó’ de manera tan trágica.

Maryori era madre soltera, sus dos hijos solo la tenían a ella. Trabajaba incansablemente todos los días porque nunca les faltara nada a sus retoños.

La joven de 25 años se ganaba el sustento trabajando como estilista, oficio que amaba y que la motivaba a ser una gran profesional. Nació en Bucaramanga pero llegó hace más de diez años a Barrancabermeja y se radicó en el corregimiento El Centro. Allí, en su casa, tenía su peluquería pero también trabajaba a domicilio.

“Era especialista en cejas, mascarillas y uñas. Aprendía de todo. Siempre se capacitaba, aprendía más”, contó una tía de Maryori entre sollozos.

El papá, desolado, tuvo que viajar desde la capital santandereana a Barrancabermeja para encargarse del traslado de su cuerpo y pueda ser enterrada en su ciudad natal.

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