Cuando un futbolista no quiere tener el balón se dice que le ‘quema’ la pelota.
Sin embargo, eso no pasa con los jugadores aficionados al microfútbol que jugaron, la noche del 28 de diciembre, con la reconocida “Bola de Candela”.
Más allá de tener miedo por ver el balón, que en realidad no lo es, ardiendo en llamas, los deportistas saltaron a la cancha y demostraron que tienen muy ‘viva la llama’ del microfútbol.
“Esto empezó hace muchos años, porque nos gustaba ir a la quema de pólvora, en donde se hacía el ‘Toro Candela’. Entonces quisimos hacer algo en el barrio, nos organizamos y comenzamos a hacer bolitas pequeñas, pero lo jugábamos corriendo por las cuadras. Una vez se nos metió debajo de un carro y nos asustamos, entonces decidimos jugarlo en una cancha”, expresó Roberto Carlos Jaramillo, organizador del evento que se juega en la cancha de microfútbol del barrio El Palenque, en Girón.
Esta competencia, en la que se integra todo el barrio, se realiza el 28 de diciembre de cada año. Sin embargo, el año pasado no se realizó por la pandemia de COVID-19.
La preparación
Desde días anteriores, los participantes y algunos vecinos donan pantalones viejos (jeans), los cuales son remojados en ACPM durante todo el 28 de diciembre.
Posteriormente, los asistentes llegan a la cancha, llevan los pantalones, que ahora están en forma de balón, son ajustados y se unen con un alambre.
A partir de ahí, solo falta prender fuego a los balones hechos con pantalones, realizar el sorteo y que gane el mejor.
“Lo bonito es que todos los años las personas están pendientes de si vamos a hacer la “Bola de Candela”. Ha venido mucha gente de otros lugares”, agregó Jaramillo.
Y como si se tratara de un partido oficial, los jugadores se forman en la mitad de la cancha y se alistan para que ruede el balón.
A partir de ahí, todo es camaradería y alegría, tanto para jugadores, que utilizan ropa larga para no quemarse, como para los asistentes.
El partido es tan organizado que cuenta hasta con un ‘BAR’, sí, así como con b larga, no como el VAR que se usa en los juegos oficiales como ayuda para los árbitros. Y se llama así porque lo utilizan para ‘hidratarse’ con ‘frías’, algo que los ayuda a calmar el calor que genera el fuego del balón.
Más allá de los goles, esta actividad ha generado una gran unión entre esta comunidad, que apoya a todos los que se atreven a salir a la cancha y celebran los goles como si se tratara de la final del Mundial.
