Un terrible choque paralizó el tráfico durante varias horas en la vía que comunica a Bucaramanga con Barrancabermeja. Cindy Lobos fue arrollada por un camión que habría chocado contra una camioneta que iba hacia el ‘Puerto Petrolero’.
Ocurrió en el kilómetro 26, en el sector de ‘Patio Bonito’.
Allí, un Jeep de placas GYW-954 de Girón, habría disminuido la velocidad para pasar los resaltos, pero fue golpeado por una grúa cuyo chofer no alcanzó a frenar. Por el impacto la máquina que sirve para transportar carros, salió expulsada y se llevó a Cindy Lobos, quien se dedicaba a vender bebidas en la carretera.
Así se ganaba la vida. Aprovechaba el tráfico lento y el caluroso clima para ofrecer una alternativa refrescante a quienes venían detrás del volante mientras llegaban a sus destinos.
Como todos los días salió a trabajar desde muy temprano, pero en el mismo punto donde vende encontró la muerte.
Muchos de los conductores que frecuentan la carretera se mostraron sorprendidos con la noticia, pues aseguran que siempre se ‘parqueaba’ en ese lugar bajo los inclementes rayos de sol, que solo buscaba la sombra de vez en cuando, pero por ‘nada del mundo’ dejaba de caminar por entre los carros para ofrecer desde agua hasta gaseosa.
Cindy se encontraba indocumentada pero habría sido identificada por los familiares que llegaron al lugar. Tendría 33 años y sería madre de dos hijos.
“Dios mío, increíble. Era una mujer tratable, yo siempre paraba para hablarle por un minuto”, manifestó uno de sus clientes.
Cindy es la segunda vendedora de refrescos que muere en esa zona, pues hace un mes un menor de 12 años también fue embestido por un vehículo a toda velocidad, también vendiendo sus productos. El siniestro se registró el 7 de noviembre en el sector de los túneles en la vía a Barrancabermeja.
Eran las 7:30 p.m. y la poca visibilidad habría conspirado contra el conductor de una camioneta Toyota de servicio particular. No vio al niño, no pudo reducir la velocidad y con toda la fuerza que llevaba lo impactó. Quedó tendido sobre el pavimento sin vida.
Las rosquitas caseras y la canastica donde las cargaba todos los días para ganarse unos pesos entre los buses de servicio intermunicipal, quedaron regadas junto a su cuerpo.