Jhimer Alexander Ávila Muñoz, de 31 años, conocido como “Pecho de lata”, logró escaparse de la justicia en diciembre del año pasado cuando la Policía realizó las operaciones Fénix IX y X para desmantelar a ‘Los Churicos’, la banda delincuencial dedicada al microtráfico de la que él hacía parte como uno de los expendedores de mayor categoría.
Los temidos ‘Churicos’ controlaban el microtráfico en los municipios de Cimitarra, Landázuri, Jesús María, El Playón y Vélez.
Millonarias ganancias
Al menudeo vendían más de 1600 dosis de droga en los parques, galleras y billares. Movían mucho dinero y ejercían violencia.
La Policía les siguió el rastro hasta conseguir las pruebas para capturarlos. Los cabecillas y varios integrantes de los ‘Churicos’ cayeron pero “Pecho de lata” logró escapar.
Estuvo tranquilo durante tres meses, pero en marzo tuvo que convertirse en una ‘sombra’ cuando la estampa de su rostro, su nombre y alias aparecían en el cartel de los siete delincuentes más buscados en Santander.
Logró pasar desapercibido otros seis meses hasta esta semana.
Un encuentro fortuito con un puesto de control de Policía de carretera en zona rural de Cimitarra fue su fin.
En la vía que conduce al corregimiento de Puerto Araujo, los uniformados le pidieron que se detuviera. “Pecho de Lata” iba a bordo de una motocicleta, sabía que pasaba si le pedían identificarse.
Se desató la persecución
Decidió emprender la huida y acelerar la máquina.
La intensa persecución sobresaltó a los habitantes de Cimitarra, en las calles principales vieron pasar en desenfreno al motorizado y los policías detrás de él.
Por más que “Pecho de lata” apretaba el acelerador, no lograba zafarse de los uniformados. Cayó a una pastizal. Pero seguía sin darse por vencido. Dejó la moto tirada y corrió.
Finalmente en el barrio Asoprovit lograron acorralarlo, se quedó sin opciones, solo someterse a la captura. Lo llevaron la estación de la Policía, le pidieron identificarse y aunque el muy ‘vivo’ alegó no tener papeles, con la huella dactilar quedó al descubierto. Tenía vigente una orden de captura del Juzgado Promiscuo Municipal de Landázuri por el delito de tráfico de estupefacientes y concierto para delinquir agravado.
“Pecho de lata” se le había ‘volado’ al Fénix pero su estampa en el cartel lo delató.